Por Asaid Castro/ACG
Morelia, Mich., a 9 de junio.– A las cinco de la tarde de cada jueves, la Plaza de San Agustín se transforma. Entre los puestos de comida y cerquita de los gaspachos, la plaza principal se llena de bocinas, cumbias y pasos arrastraditos.
Es el territorio de Arturo Altamirano, mejor conocido como El Gallito, un DJ moreliano de 73 años que cada semana hace bailar a los viejitos de la ciudad.
“Yo también venía a bailar… luego ya no hubo música y pues tomé el lugar”, dice mientras acomoda su equipo de sonido, que es modesto: una consola sencilla entre cables, una memoria USB llena de cumbias, y una libreta cuidadosamente escrita donde lleva el control de los temas solicitados.
El Gallito no cobra, aunque coloca un botecito para quien guste cooperar. Dice que el Ayuntamiento le da permiso y hasta le proporciona la luz. No hay exigencias:
“Aquí el que quiere viene y baila, el que no, se sienta a ver o a buscar pareja, pero a mi me gusta ver que los adultos mayores llenen el espacio. Salen unos regañados otros ligados, pero yo siempre los veo felices”, bromea, mientras de fondo suena una de los Angeles Azules.
Y es que no es raro ver a varios abuelitos sentados alrededor de la pista improvisada, con los ojos puestos en alguna dama que, con suerte, también esté esperando a que la saquen a bailar.
La música —dice— es elegida con estrategia. Nada de norteñas que requieran pareja fija:
“Hay muchas personas que no traen con quién… entonces pongo cumbias, danzoncitos, cosas que se puedan bailar solos o en bolita. Aquí hay que buscarles el modo a todos”.
El ambiente es cálido, familiar. Algunos bailan con entusiasmo, otros más discretos, otros —los más pícaros— se esconden o dan la espalda al ver una cámara, mientras hay quienes, con orgullo, le piden a quien ilustra esta nota una foto de recuerdo con su pareja de baile.
El Gallito sonríe al verlos. “Aquí vienen desde los que andan tristes hasta los que ya se reconciliaron… uno nunca sabe si se va solo o acompañado”.
Lleva casi tres años al frente del sonidero, aunque la historia de estos bailes para adultos mayores va más atrás. Antes de él estuvo Florentino Arévalo y después un señor de nombre Augusto, nada más que ellos sí cobraban, los pagaba el Ayuntamiento o pedían de a 20 pesos.
Hasta las nueve de la noche se mantiene la fiesta, con El Gallito anunciando las canciones por el micrófono, agradeciendo las monedas en el bote, y, sobre todo, viendo cómo se enciende la pista.
Fotos Asaid Castro/ACG