, Morelia, Michoacán

Entre reclamos sobre la ausencia de impacto y de influencia sobre las estadísticas de la violencia contra las mujeres, el activismo feminista enfrenta actualmente la disyuntiva de renovarse y crearse un espíritu distinto, o mantenerse en sus formas y preservar su raíz.

De cara a la conmemoración, este 25 de noviembre, del Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, activistas feministas reflexionan para Primera Plana Mx sobre la condición actual del activismo feminista y su posición ante las críticas que, desde diversos sectores que encuentran eco en las redes sociales, aluden a su pertenencia y vigencia.

De enero a septiembre de 2025, la estadística oficial refiere que en México se registraron 513 feminicidios, principalmente, en entidades como Estado de México, Coahuila y Ciudad de México, una cifra que los críticos del activismo feminista aseguran que éste no ha logrado abatir.

El activismo feminista es hoy en día el medio que permite visibilizar los casos de violencia contra las mujeres, lo que, al ser un elemento de presión hacia las autoridades para impartir justicia, propicia una resolución favorable para las víctimas, señaló Verónica Huante Parra, creadora de la Ley Parra, para evitar la prescripción como delitos punibles de abusos y violaciones.

Explicó que el acompañamiento que las mujeres reciben desde las colectivas que se manifiestan en las calles, las ciberactivistas que promueven la movilización en las redes sociales y las mujeres que están al lado de las víctimas a lo largo del proceso de reclamo de justicia, es fundamental en la búsqueda de un ejercicio pleno del derecho a una vida libre de violencia.

Aunque en esta labor queda mucho por hacer, Verónica Huante reconoció que el activismo feminista actual ha sido un medio para abrir puertas y caminos para las que están y las que habrán de llegar.

En los primeros meses de 2024 de tuvieron en el país 617 feminicidios, lo que implica que para el mismo período de 2025 la incidencia decayó 20.27 por ciento. Sin embargo, en 2024, de tres mil 739 mujeres asesinadas en México, sólo 22.8 fueron calificados como feminicidios.

No obstante, aseveró Ireri María Marcos Bravo, abogada feminista, esta visibilización no puede quedar en la resolución de unos casos, sino que tiene que lograr un impacto favorable para todos los casos de mujeres que sufren violencia.

Para ello, se precisa recordar que el activismo feminista se hace en las calles, en las redes sociales, en las aulas, en los medios de comunicación y en las plataformas digitales, pero también se requiere que se involucre en los procedimientos legislativos, en la creación de mecanismos, en la implementación de leyes, y en la materialización de las metas.

La idea, expuso Marcos Bravo, es que no sea un caso o dos el que se resuelva, sino que todos los casos de resuelvan, con el apuntalamiento de diferentes formas de hacer activismo y dónde aquellas más experimentadas y con más trayectoria dan respaldo a las más jóvenes.

Entre los analistas del feminismo histórico, se asume que el mundo vive el feminismo de la cuarta ola, caracterizado por un intenso activismo social, fuertemente vinculado con las redes sociales, de las que se retroalimenta, pero también recibe crítica y denostación.

Para Gretel Eunice Castorena, comunicóloga, uno de los aspectos a destacar en el activismo feminista es la persistencia de críticas y quejas por la intervención de edificios y monumentos, la concentración en las calles y la visibilización de las colectivas.

Estos mismos fenómenos, en marchas y protestas donde participan hombres y las causas son ajenas a la agenda feminista, “vuelan escritorios y fotografías y documentos, y no escuchamos el mismo nivel de queja’.

Más allá de esto, el activismo feminista tiene su clímax en las conmemoraciones, como el 8 de marzo o el 25 de noviembre, pero es un trabajo del día a día.