La mala gestión de aguas residuales, el huachicoleo de agua para riego y el cambio climático están entre las principales amenazas de los principales lagos de Michoacán.

Redacción / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. Este 27 de agosto se conmemora el Día Mundial de los Lagos, una fecha establecida por la ONU para resaltar la importancia de estos ecosistemas en la conservación del agua dulce y la biodiversidad. En Michoacán, los lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro son dos de los cuerpos de agua más importantes, pero al mismo tiempo los que enfrentan los mayores retos para su subsistencia, debido a la contaminación, la sobreexplotación de sus recursos, el cambio climático y la urbanización.

El Lago de Cuitzeo es el caso más grave: aunque es el segundo cuerpo de agua más grande de México, hoy agoniza entre periodos de sequía que lo llevan al borde de extinción, y breves ‘respiros’ durante las lluvias que llevan un poco de agua a su superficie.

Este lago ha estado enfrentando una grave crisis ambiental debido a la deforestación, el manejo inadecuado de aguas residuales, la sobreexplotación de sus recursos hídricos y el cambio climático. En los últimos años, la disminución de sus aguas ha afectado no solo a los ecosistemas acuáticos, sino también a las comunidades que dependen de él para la pesca, la agricultura y el abastecimiento de agua potable.

El río que abastece al lago de Cuitzeo es el Río Grande de Morelia, el cual pasó de llevar agua dulce, a cargar con todos los desechos urbanos e industriales de la capital michoacana.

Además, las dos carreteras que dividen al lago en tres vasos, también influyeron en los cambios que lo llevarían la borde de la extinción: la primera fue la federal número 43, conocida como Calzada del lago de Cuitzeo, construida en 1982. En 2016, el entonces presiente Enrique Peña Nieto y el –ahora fallecido- Secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, acudieron al estado para inaugurar la nueva autopista Pátzcuaro-Cuitzeo, la cual es paralela a la calzada y la segmentó aún más.

Aunque se han anunciado programas y apoyos para mejorar la calidad del agua y restaurar los humedales circundantes, poco se ha podido hacer para el rescate de este lago.

Por otro lado, el Lago de Pátzcuaro, famoso por su relevancia cultural e histórica, también enfrenta serios desafíos. A lo largo de los años, la urbanización desmedida y la falta de un manejo adecuado del agua han deteriorado este cuerpo de agua.

Se estima que el lago ha perdido casi el 60% de su volumen de agua en las últimas décadas, una situación que se agrava por la sobreexplotación del acuífero para el riego de huertas aguacateras y la disminución de las lluvias en la región.

Las autoridades han tomado conciencia de la gravedad de la situación y han llevado a cabo todo tipo de estrategias para evitar un escenario como el de Cuitzeo, que van desde la rehabilitación de plantas de tratamiento de aguas residuales, hasta la vigilancia para evitar el huachicoleo del agua.

A pesar de estos esfuerzos, los resultados han sido limitados, ya que los problemas de contaminación continúan siendo una de las principales amenazas para la supervivencia del lago.

Además, el cambio climático ha jugado un papel fundamental en la disminución de los niveles de agua, lo que ha afectado gravemente la biodiversidad y pone en riesgo la supervivencia de especies endémicas como el pez blanco o el achoque.

Ambos lagos comparten problemas similares. La contaminación de aguas residuales sigue siendo uno de los principales problemas para la salud de estos ecosistemas. Según la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), se estima que más del 50% del agua que llega a estos lagos proviene de aguas residuales no tratadas. En el caso del Lago de Cuitzeo, esta cifra podría ser aún mayor debido a la falta de infraestructura adecuada en municipios cercanos.

El cambio climático también está afectando los patrones de lluvias, lo que provoca sequías prolongadas y la disminución de los niveles de agua en los lagos. Esto, a su vez, impacta la agricultura y las comunidades rurales que dependen de estos cuerpos de agua para su sustento.

La situación de los lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro requiere de un esfuerzo conjunto entre autoridades federales, estatales y locales, así como de la participación activa de la sociedad civil. Diversos programas de restauración ecológica y saneamiento son pasos importantes en la dirección correcta. Sin embargo, los expertos advierten que es necesario intensificar las acciones y garantizar la continuidad de estos proyectos para evitar la desaparición de estos valiosos ecosistemas.