Trabajan en conjunto, especialistas con pobladores de Michoacán, para conservar una especie que es pariente del ajolote.
Froylán Correa vivió de la pesca en Pátzcuaro durante cinco décadas, en ese mismo lago se dedica ahora a salvar al achoque, una salamandra vista como un elixir en México por la sorprendente capacidad para regenerar sus órganos. Pariente del ajolote, este anfibio está “críticamente amenazado”, según la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), como consecuencia, a la pesca excesiva, la contaminación y la extracción de agua de su hábitat en Michoacán.
Correa, un sexagenario que conoce perfectamente el lago, menciona: “Había mucho achoque, ahorita ya la nueva generación no lo conoce”.
Por ello, biólogos de la Universidad Michoacana han decidido vincular a la comunidad indígena de San Jerónimo Purenchécuaro a un proyecto de reproducción del achoque, endémico de la zona, a cambio de una remuneración.
El achoque pertenece al género Ambystoma, estudiado por la ciencia debido a su extraordinaria capacidad para regenerar extremidades mutiladas y porciones de órganos como el cerebro y el corazón, está emparentado con el ajolote, el achoque es alimento y remedio, los indígenas le atribuyen propiedades nutricionales y curativas de enfermedades respiratorias.
Además, el achoque según las leyendas del lago de Pátzcuaro, fue primero un dios malvado que se escondió en el fango del lago para huir del castigo de otras deidades.
Fuente: Expansión.