Una herida propia a través de la palabra, de la poesía, con el afán de honrar al cuerpo femenino, recolectando sensaciones físicas guardadas en su memoria
Sandra Aguilera Colaboradora de La Voz de Michoacán
La escritora francesa y recientemente Premio nobel de literatura Annie Ernaux, (2022) dice que la literatura desde la voz de las mujeres se ha convertido en un arma de combate. Y me parece que Oscura Punta es justo esto mismo, un arma mortal, un cuchillo filoso que ahonda y traspasa en la conciencia de la autora, de las lectoras, de los lectores y de quienes guardan en su memoria una herida profunda, desde sus primeras estrofas:
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Yo tenía mar,
Era un mar pintado a mano,
Con su cordel de espumas viajando hacia la orilla que no acababa nunca
Tenía en la mano ese mar desdoblado, abierto, transparente.
Un día llegó un pepino
Un pepino profundo apareció
Cortando el aire con su oscura punta
Y se montó diciendo: te voy a hacer un agujero
En la concha de tu cuerpo.
Se me cayeron las escamas y los dientes,
Mi peineta voló entre olas negras.
Hace un año, que la escritora Ethel Krauze publicó el poemario Oscura Punta ilustrado por Abril Castillo y editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, convirtiendo una herida propia en un regalo de luz a través de la palabra, de la poesía, con el afán de honrar al cuerpo femenino, recolectando sensaciones físicas guardadas en su memoria de una historia atroz, que no se permite callar: Una experiencia de abuso sexual.
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Pero
¿Quién va a saber en qué segundo pasan las cosas extrañas de este mundo?
No,
Si me preguntan, no tengo idea
Cuando fue ese cúmulo de sombras
Convertido en un punto que se desintegró sobre mí
O si no ocurrió nunca.
Tal vez ya estaba así desde el principio
Como el cuento que me correspondía
A la hora de la repartición de los destinos.
En Oscura Punta, un poema de largo aliento compuesto por 43 poesías que brotan en cascadas de palabras con un ritmo desbocado, Krauze narra una historia de supervivencia, a partir de la metáfora del cuerpo y el mar.
Es la historia no de los hechos que ocurrieron en un tiempo, sino de la memoria más profunda de las sensaciones, de lo que pasa a través de los sentidos y de la voz fuerte, firme, lastimada de un cuerpo y de su sobresalto, sus dolores, sus miedos, sus súplicas por seguir viviendo y no permitirse callar.
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Que vuelva el soplo de oro de la vida
A bañarme con agua de gardenias
Otra vez
A peinarme con limón y lavanda
La cola de caballo
A llevarme a la escuela de la mano
Otra vez
Con mis zapatos azules y blancos
Ojalá se pudiera.
También Annie Ernaux quien ha dedicado su obra a la memoria personal, sosteniendo que escribir es un reclamo de libertad… y esto mismo es lo que practica Ethel Krauze a través de la poesía… sobrevivir, darle sentido a la vida y escribir por el impulso de convertir la experiencia personal en un ejercicio de celebración en el que otras y otros puedan identificarse al nombrar lo que sucede en el cuerpo de una mujer.
Y lanza un conjuro: que no se paralice mi sangre, que no se nuble la casa de mi infancia, sigo ardiendo…
El poemario Oscura Punta se presentó hace algunos días en Morelia, y puede encontrarse en Librería Traspatio, así como otras de las obras de Ethel Krauze.