Tras la pandemia de COVID-19, la conectividad y el equipamiento en tecnología, así como la capacitación, han sido limitadas
Arved Alcántara / La Voz de Michoacán
Morelia, Michoacán. El estado no cuenta con condiciones suficientes en su sistema educativo para enfrentar una nueva emergencia sanitaria; el aprendizaje tras la pandemia de Covid-19 es limitado y no se ha caminado ni desde la autoridad estatal ni la federal para reforzar temas como conectividad, equipamiento tecnología e incluso capacitación docente, que demostraron no sólo ser útiles ante la contingencia, sino parte de lo que demanda la actualidad en materia de política educativa.
De acuerdo con lo expuesto por Erik Avilés Martínez, presidente de Mexicanos Primero Michoacán, los efectos de la pandemia de Covid-19 generaron un impacto profundo en el sistema educativo estatal, y varios aspectos críticos no han sido atendidos. En entrevista con La Voz de Michoacán, explicó que las pérdidas de aprendizaje, la brecha digital, la falta de conectividad, la ausencia de un sistema fiable de educación a distancia y la limitada capacitación docente muestran que no se produjo un fortalecimiento sostenible. Indicó que la experiencia de 2020 dejó elementos esenciales sin incorporar a las políticas públicas, lo que mantiene al sistema vulnerable ante eventos similares.
Y es que desde marzo de 2020, como medida preventiva de contagios se implementó una estrategia de resguardo en caso, que en el caso del sistema educativo se extendió hasta que arrancó el ciclo escolar 2022-2023.
En medio se colocaron estrategias de aprendizaje a distancia, primero frente a un fallido sistema de televisión que pronto quedó en desuso, y más tarde coordinado por las mismas comunidades educativas a través de grupos de WhatsApp y plataformas como Zoom y Meet.
El balance, según reconocieron los docentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en un ejercicio de encuesta realizado meses después, fue que menos de la tercera parte de maestros y alumnos tuvieron seguimiento continuo de sus actividades durante este periodo, por temas que iban desde dificultades para conectarse, falta de equipo y hasta necesidades económicas. La Secretaría de Educación del Estado (SEE) informó en su momento que decenas de miles de alumnos habían abandonado el sistema en medio de esta crisis.
Sin lecciones aprendidas
En este contexto, Avilés Martínez detalló que los estudiantes michoacanos perdieron entre 1.5 y 2 años de aprendizaje efectivo durante el confinamiento, según han reconocido tanto expertos como autoridades. Aunque se anunciaron programas de nivelación, evaluaciones diagnósticas y tutorías, en los hechos no se conformó una estrategia integral para recuperar los rezagos.
Recordó que los alumnos que cursaban primaria al inicio de la pandemia ingresaron a secundaria con deficiencias en competencias clave sin una política específica de seguimiento. Como remate, no existe un mecanismo de evaluación que permita medir la magnitud actual de las afectaciones.
Sobre las lecciones no incorporadas, señaló que la brecha digital fue una de las más visibles. Mencionó que, aunque el programa federal La Escuela Es Nuestra (LEEN) destina recursos a infraestructura, no existe un esquema estatal robusto de conectividad universal. Indicó que gran parte de las escuelas carece de internet funcional y que la cobertura es insuficiente para sostener procesos híbridos de aprendizaje.
Respecto a la formación docente en uso de tecnología, el delegado de Mexicanos Primero aseveró que la enseñanza remota evidenció limitaciones que no se atendieron mediante programas de capacitación. “Muchos docentes tuvieron que adaptarse por cuenta propia, pero después no hubo un proceso estructurado de actualización”, comentó. Sobre el modelo pedagógico, señaló que la experiencia mostró la necesidad de esquemas flexibles, pero no se desarrollaron lineamientos que permitan diversificar métodos o ajustar contenidos ante contingencias futuras.
Añadió que durante la pandemia se hizo evidente el papel de las familias en el acompañamiento educativo, pero no se han establecido mecanismos para fortalecer esa colaboración. También expuso que no existe un programa estatal de atención socioemocional continuo, a pesar de que los estudiantes enfrentaron episodios de ansiedad, duelo y dificultades de reintegración escolar.
Erik Avilés afirmó que, si ocurriera una emergencia similar, los retos serían casi los mismos que en 2020: la mayoría de las escuelas continúa sin conectividad suficiente, que no se consolidó un sistema estatal de educación a distancia y que los docentes no cuentan con formación amplia en pedagogías híbridas. Las plataformas digitales estatales no funcionan como sistemas integrales y la distribución de dispositivos electrónicos ha sido limitada. Lo que debió ser una transformación estructural en el sistema educativo apenas esboza algunos cambios sobre los que existe poca claridad.
Sin evaluación no hay medición
En cuanto a evaluación del aprendizaje, Erik Avilés explicó que, más allá del tema de la Covid-19, la cancelación de PLANEA y el debilitamiento del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) dejaron un vacío que persiste. “No hay mediciones sistemáticas del nivel de los estudiantes y que esta ausencia impide diseñar políticas basadas en datos”, abundó.
Recordó que los últimos resultados disponibles, correspondientes al ciclo 2018-2019, mostraban que alrededor de 65% de los alumnos de sexto de primaria se ubicaban en niveles insatisfactorios en lenguaje y comunicación y cerca de 75% en matemáticas.
No se puede dejar atrás que las brechas entre escuelas urbanas y rurales y entre planteles públicos y privados eran amplias incluso antes de la pandemia. Explicó que la falta de información reciente solo permite asumir que los rezagos aumentaron y que los estudiantes de menores recursos siguen enfrentando los mayores impactos.