Las personas suelen exponerse al plomo por la contaminación atmosférica, el polvo de viejas pinturas a base de ese metal, alimentos y utensilios de cocina o tuberías de agua
Redacción / La Voz de Michoacán
Ciudad de México. El plomo es un metal tóxico que el organismo no metaboliza, sino que acumula. Un estudio entre niños mexicanos señala una relación estadísticamente significativa entre una mayor exposición a ese elemento y tasas más altas de mala memoria.
La investigación que publica Science Advances está firmada por científicos mexicanos y estadounidenses que estudiaron la exposición al plomo durante el embarazo y primera infancia de 576 niños en Ciudad de México. Todos ellos tenían niveles detectables de ese metal en sangre.
El estudio encuentra una “relación estadísticamente significativa que indica que una mayor exposición al plomo se asocia con un peor rendimiento” en una prueba de memoria, explicó a EFE, Katherine Svensson, de la Escuela ICAHN de Medicina del Hospital Monte Sinaí (EE. UU.).
Los niños de 6 a 8 años participaron en un test de «memoria de emparejamiento retardado con la muestra (DMTS, en inglés)». Consiste en mostrar una imagen durante unos segundos y luego retirarla, tras un tiempo se enseñan diversas imágenes y hay que identificar cuál es igual a la primera que se vio.
El equipo trazó el rendimiento de los niños en esa prueba basándose en un modelo estadístico en el que se usaban los niveles de plomo en sangre más altos y más bajos de la cohorte.
Estudios anteriores habían demostrado que los niños con exposición prenatal al plomo tenían resultados más bajos en las DMTS, pero no estaba claro si se debía a una menor capacidad para formar recuerdos o para retenerlos. El nuevo estudio atribuye este fenómeno a lo segundo.
El trabajo usó datos de la cohorte PROGRESS que sigue a madres e hijos desde el embarazo a la adolescencia. Las mediciones de los niveles de plomo en sangre se hicieron en el segundo y tercer trimestre de gestación y entre los 4 y 6 años.
Las concentraciones más altas de plomo postnatal en muestras de sangre de niños de 4 a 6 años de edad estaban asociadas con una mayor tasa de olvido. Las mediciones se hicieron a esa edad y las pruebas DMTS entre 6 y 8 años.
La investigadora agregó que “no existe una diferencia significativa” entre la exposición al plomo durante los periodos prenatal o postnatal, ya que las pruebas sugieren que la exposición incluso a dosis muy bajas, “es perjudicial a cualquier edad”.
Los investigadores observaron que un mayor cociente intelectual (CI) de las madres se asocia con mejor rendimiento de los niños en la prueba.
Sin embargo, Svensson hizo hincapié en que de esos resultados “no se puede concluir” que un mayor CI materno reduzca el efecto de la exposición al plomo, es más bien una de las variables beneficiosas para el neurodesarrollo infantil, por lo que puede ser un factor protector”.
“A pesar de que los niños con madres que tienen un CI materno más alto obtuvieron mejores resultados, pudimos observar que todos los niños se vieron afectados por la exposición al plomo”, añadió.
Ningún nivel de plomo “se considera seguro” para el desarrollo del niño, ni durante el embarazo ni durante la infancia, por ello es “esencial seguir proporcionando educación a la población en general para evitar la exposición a fuentes de plomo, de modo que los niveles no sigan acumulándose”.
Las personas suelen exponerse al plomo por la contaminación atmosférica, el polvo de viejas pinturas a base de ese metal, alimentos y utensilios de cocina (si entre su componentes hay plomo) o tuberías de agua. Los niños son especialmente susceptibles a esa intoxicación porque aún se están desarrollando.
La evidencia acumulada de estudios muestra que, en el útero y en la infancia, la toxicidad inducida por plomo, incluso a niveles bajos, causa deterioro del rendimiento en evaluaciones cognitivas globales que implican atención, inteligencia, habilidades visoespaciales, velocidad de procesamiento y funciones motoras gruesas.
“Desde una perspectiva de salud pública, los resultados destacan la importancia de las intervenciones para reducir la exposición” al plomo de los niños, ya que incluso “niveles bajos pueden tener efectos perjudiciales sobre la función cognitiva y el desarrollo de los niños”, señala el estudio.