La República Islámica de Irán es muy probablemente uno de los países más retrógradas en el mundo
La República Islámica de Irán es muy probablemente uno de los países más retrógradas en el mundo.
Sería atrevido intentar una síntesis de la historia de los Persas, precisamente porque son una de las civilizaciones más antiguas, asentadas en el territorio de Asia menor, desde donde se asume que partieron las culturas hacia el oriente y el occidente del hemisferio.
Irán es uno de los países más grandes del mundo y tiene una población un poco más pequeña que México, 100 millones de habitantes. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, tiene una tasa de crecimiento poblacional controlada de poco más de 1,2 por ciento.
Su pirámide poblacional está yendo hacia la forma de un rombo más que un triángulo, es decir, la base de la población que es la de menor edad no representa la mayoría. Los grupos de edad más importantes están entre los 25 y los 50 años; es población que ya creció bajo el actual gobierno islámico, donde la clase religiosa es la que gobierna políticamente.
El Ayatola quien gobierna es un experto político, filosófico, jurídico en el Islam, un sacerdote No es entonces un gobierno laico sino esencialmente religioso. Religión y gobierno es lo mismo.
Irán es atractivo más allá de su riqueza histórica, arqueológica o cultural en general. Tiene las principales reservas de gas a nivel mundial y es el cuarto país en reservas de petróleo. Es una gran potencia energética, lo que ha permitido manejar grandes cantidades de dinero que no se han utilizado para el beneficio de la población. Están en el lugar 122 de casi doscientos en el ingreso por persona. A pesar de sus grandes reservas, tiene un bajo nivel de vida.
Una buena parte de los ingresos se destina a reforzar sus capacidades militares y desarrollar una industria nuclear que hoy es el motivo de la confrontación que nos tiene al borde de la Tercera Guerra Mundial.
Hay referencias históricas importantes para entender el conflicto entre Irán e Israel. Al inicio del Siglo XX en Irán se estableció un gobierno constitucional que prevaleció hasta 1953, cuando fue derrocado por nacionalizar la industria del petróleo afectando los intereses de Estados Unidos.
La ola nacionalista que recorrió el mundo tuvo un fundamento muy sencillo: la riqueza de los países era extraída por los extranjeros y llevada al exterior. Así sucedió en Irán a la mitad del Siglo XX. Dos años después de la nacionalización del petróleo
por un gobierno anti imperialista, el Primer Ministro es derrocado en un golpe de estado auspiciado por Estados Unidos e Inglaterra. Como consecuencia se establece una monarquía encabezada por Reza Palevi mejor conocido como el Sha de Irán.
Esa monarquía terminó mal como siempre terminan los gobiernos títeres. En 1979 la revolución popular contra los excesos de los gobernantes, la falta de desarrollo y la evidente riqueza nacional, derivó en lo que caen muchos gobiernos autoritarios, insensibles y concentradores del poder: la gente se rebeló y llegaron los más radicales, los sacerdotes chiitas, más dictatoriales, fundamentalistas, altamente autocráticos y profundamente autoritarios. Un paso adelante y dos atrás.
El chiíta es un musulmán con creencias específicas en su liderazgo espiritual. De la religión fundaron una teocracia. Esa república religiosa es una de las más retrogradas en el mundo.
Al ganar la Revolución Islámica, el Ayatola Jomeni rompe de inmediato con Estados Unidos y plantea una política de rechazo a la presencia de Israel que se había establecido en los territorios palestinos desde 1948 como proyecto político del colonialismo de los Estados Unidos, Inglaterra y sus aliados.
Aquel fue un momento emblemático de la Guerra Fría que se peleaba palmo a palmo en todas las regiones del mundo. El rechazo del mundo árabe a la creación de Israel, provocó enfrentamientos, con momentos dramáticos y un estado de alerta y guerra permanente.
No es posible ni deseable simplificar tanta historia en unas líneas. El resumen es que, derivado de estas confrontaciones, Israel asumió la necesidad de proteger sus intereses ante la furia árabe que rechaza su invasión en Palestina. Así se justifica el desarrollo de sistemas de defensa con un considerable gasto que beneficia a la industria militar.
No podemos identificar al “mundo árabe” con Irán, pero este país ha sido promotor de los principales movimientos contra Israel en la región y en el mundo. Por eso la confrontación permanente, en la que éste es sólo un episodio.
Irán tiene un régimen absolutamente despreciable. Amnistía Internacional (AI) ha descrito y denunciado las atrocidades que se cometen bajo el amparo de las leyes morales absurdas en los siguientes términos “de conformidad con las leyes sobre uso obligatorio del velo, las mujeres y las niñas —incluidas las de tan sólo siete años—, están obligadas, contra su voluntad, a cubrirse el pelo con un velo. Las que no lo hacen, son consideradas delincuentes por el Estado”.
Sigue diciendo la organización defensora de los derechos humanos, “La policía de la “moral” iraní vigila a toda la población femenina: 40 millones, entre mujeres y niñas. Los agentes conducen por toda la ciudad, y tienen facultades para dar el alto a cualquier mujer y examinar su vestimenta, estudiando detenidamente cuántos mechones de cabello tiene a la vista, la longitud de sus pantalones y su abrigo y la cantidad de maquillaje que lleva.”
“El castigo por dejarse ver sin velo en público puede ser de detención, pena de prisión, multa o latigazos. Todo eso por el “delito” de ejercer su derecho a llevar puesto lo que quieran.”
Israel e Irán nos ponen al borde de una confrontación mundial bajo el pretexto de que Irán tiene armas nucleares. Es un conflicto que beneficia a los políticos de ambos países.
Despreciables ambos.