Octubre llegó y con el la “spooky season” que lanza su mágico halo sobre la literatura de misterio

Yazmin Espinoza colaboradora de La Voz de Michoacán

Octubre llegó y con el la “spooky season” que lanza su mágico halo sobre todo, incluso la literatura. Las redes dedicadas a los libros y los círculos de lectura ya están desempolvando los títulos más espeluznantes que se han escrito que van desde autores consagrados del género de terror, como Anne Rice y Stephen King, hasta los contemporáneos que están listos también para sacar buenos sustos.

Es por esto que hoy, decidí que vamos a sumarnos a las fechas halloweenescas y vengo con algunas recomendaciones dentro del género de misterio, uno al que honestamente no soy tan asidua pero que, cuando lo he leído, me ha encantado.

Así que alisten su mantita y su “pumpkin spice”, mientras devoran cualquier libro de esta lista. ¡Felices lecturas de octubre!

Sacrificios humanos, de María Fernanda Ampuero

Todos podemos ser el demonio del otro. Todos podemos ser el sacrificio humano de ese otro. ¿Lo que pensé al terminar el primer cuento? “Esta mujer está loca. Y es brillante”.

Y es que en 144 páginas, la autora nos presenta historias aterradoras que, aunque muchas veces muestran tintes y experiencias paranormales, lo más perturbador puede llegar a ser que tienen su base en situaciones completamente reales. Temas como la discriminación, la violencia doméstica, el abuso sexual, la desigualdad, y un largo etcétera, dan vida a historias que van a dejarte con un dolor no solo en el estómago, sino en el corazón.

Cada historia es un grito que contempla a las víctimas de estos sacrificios humanos que permanecen cada día en los altares de aquellos que los celebran, los ocultan o miran hacia otro lado.

Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor

Una novela cruda y desgarradora que hará que tus manos se llenen de sangre y sudor mientras pasas cada una de sus páginas. Temporada de huracanes, de Fernanda Melchor, es una muestra de todos los actos barbáricos que las pasiones pueden desencadenar, es un relato sin pelos en la lengua de una cruda realidad humana.

En la historia, un grupo de niños encuentra un cadáver en un canal que resulta ser de la Bruja, una mujer a quienes los pobladores respetaban y temían. Tras el macabro hallazgo, las sospechas recaerán sobre un grupo de muchachos del pueblo. A partir de ahí, los personajes involucrados nos contarán su historia mientras los lectores nos sumergimos en la vida de este lugar acosado por la miseria y el abandono, y donde convergen la violencia del erotismo más oscuro y sórdidas relaciones de poder.

PD. No se pierdan también la propuesta cinematográfica, está en Netflix. De nada.

Nefando, de Mónica Ojeda

Un libro para estómagos fuertes que nos muestra hasta dónde puede llegar la llamada “humanidad”. Nefando fue el videojuego que sacudió la deep web hace unos años: un llamado a las pulsiones ocultas de los jugadores, un desafío a su moral, el desprecio por cualquier tabú. Nefando hizo estallar las convenciones narrativas hasta ahora conocidas en el mundo gamer. No se jugaba: se leía, se escarbaba, se espiaba, se temía.

Seis jóvenes comparten un piso en Barcelona y en cada una de sus habitaciones se cuecen actividades tan inquietantes y turbias como la escritura de una novela pornográfica, el deseo frustrado de autocastración o el desarrollo de diseños para la demoscene. Sus espacios privados son arquitecturas blancas donde se explora el territorio de los cuerpos, de la mente y de la infancia.

Solo diré que este libro definitivamnete no es para todos, ya que podría calificarse de violento e incluso grotesco, sin embargo, debajo de todo esto hay verdades absolutas, que son justamente lo que, considero, nos causa incomodidad.

“Las cosas que perdimos en el fuego”, de Mariana Enriquez

Un ejemplo de cuando la literatura puede dejarte helada. Cada cuento sin duda te genera terror, pero no estamos hablando de ese que se apoya de la fantasía para lograrlo, aunque en varios de sus cuentos lo inverosímil y fantasmagórico se hace presente. La verdad es que lo que a mí me voló la cabeza, fue la capacidad de Enriquez para desarrollar un terror social, más humano, personal, e incluso íntimo.

Las historias en sus cuentos se desarrollan a tal punto que el terror lo puedes encontrar en la aparición de un fantasma en medio de un recorrido turístico, hasta en tu propio patio trasero o en el hecho de caminar sola de noche por la calle.

En “Las cosas que perdimos en el fuego”, vemos a mujeres que protestan contra una forma extrema de violencia doméstica que se ha vuelto viral; a una estudiante que se arranca las uñas y las pestañas, y otra que intenta ayudarla; el famoso asesino en serie llamado Petiso Orejudo, que sólo tenía nueve años; hikikomori, magia negra, los celos, el desamor, supersticiones rurales, edificios abandonados o encantados.

En la mayoría de los casos, la autora no describe escenas de terror en director, si no que, a través de la creación de ambientes y contextos, la violencia va dejando un eco que no hace necesaria sangre explícita en las páginas.


Sobre Yazmin Espinoza
Comunicóloga enamorada del mundo del marketing y la publicidad. Apasionada de la literatura y el cine, escritora aficionada y periodista de corazón. Mamá primeriza. Lectora en búsqueda de grandes historias.
Instagram: @historiasparamama