El libro Miradas en la oscuridad En las páginas está de la pasión por el séptimo arte

Jaime Vázquez colaborador de La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán.- El 11 de marzo de 1951, en la columna Cine y anticine publicaba en el diario D.F., la ciudad al pie de la letra, Efraín Huerta escribió: “Gloria Lozano es fina y esbelta como el nombre de su pueblo de origen: Jiquilpan”.

El poeta guanajuatense vivió enamorado del cine y sus estrellas y en su columna daba cátedra de ingenio, información privilegiada, gustos y disgustos, chismes y anécdotas. Las recopiló la hija del poeta, Andrea Huerta Nava, y la UNAM las publicó en 2014.

El libro es de la colección universitaria de Miradas en la oscuridad y se tituló como la célebre columna periodística: Cine y anticine. En las páginas está muy viva la pasión de Huerta por el séptimo arte y mirada a los entretelones. 

Gloria Lozano (su nombre: María Guadalupe Gloria Lozano Méndez), nació el 8 de marzo de 1924 en Jiquilpan. Comenzó muy joven su participación en el cine en pequeños papeles, personajes que, en ocasiones, no están registrados en los créditos.

Gloria Lozano aparece como invitada a una fiesta en la comedia de enredos Soy un prófugo (1946) de Miguel M. Delgado, estelarizada por Mario Moreno “Cantinflas” y Daniel “Chino” Herrera.

Chano Urueta hace de las suyas con el dramón Mujer (1946), una más de las variaciones de Santa, y que toma el título de la famosa canción de Agustín Lara. Gloria Lozano está presente.

En Carita de cielo (1947) de José Díaz Morales, otra fiesta es el escenario en el que Gloria aparece sin los correspondientes créditos.

Pecadora (1947), de José Díaz Morales, es una página memorable del cine de cabaret de los años cuarenta. En la película se dan cita Gloria Lozano y otro referente michoacano: Lilia Prado.  

Con la también joven actriz Carmelita González, Gloria aparece brevemente en El muchacho alegre (1948) de Alejandro Galindo, cinta campirana para que se luzca y nos cante Luis Aguilar. 

Gloria es amiga de Victoria (Marga López) en Cartas marcadas (1948) de René Cardona, protagonizada por Pedro Infante.

Con argumento de Xavier Villaurrutia y adaptación de José Revueltas, Tito Davison dirige Que Dios me perdone, melodrama de espías y una peculiar guerra fría en México, en la que Gloria hace un pequeño personaje. El estelar es para María Félix que, según sus propias palabras en el personaje Lena Kovach, es un barco “que ha perdido sus anclas”.

Gloria baila con Germán Valdés “Tin Tan” en Músico, poeta y loco (1948) de Humberto Gómez Landero; está en Los viejos somos así (1948) de Joaquín Pardavé; es empleada de una tienda en El cuarto mandamiento (1948) de Rolando Aguilar; es la amiga de Conchita Carracedo en La novia del mar (1948) de Gilberto Martínez Solares; interpreta a Sara Moncayo en Secreto entre mujeres (1949) de Víctor Urruchúa; actúa en La familia Pérez (1949) de Martínez Solares.

En 1950 obtiene un papel relevante en Sentencia, de Emilio Gómez Muriel, al lado del galán santanderino Emilio Tuero. Con Agustín P. Delgado en la dirección actúa en Donde nacen los pobres (1950) con Abel Salazar en una historia que mucho le debe a Nosotros los pobres.

De nueva cuenta con Abel Salazar participa en plan estelar en La duquesa de Tepetate (1951), de Juan José Segura.

En la trilogía de El Águila Negra, Gloria Lozano actúa en dos episodios: El tesoro de la muerte y El vengador solitario, ambas de 1953, dirigidas por Ramón Peón, compartiendo créditos con Fernando Casanova como el cowboy nacional, enmascarado y justiciero ansioso de venganza.

Escribe el guion y protagoniza Mi influyente mujer en 1957 y ese año estelariza La culta dama y Felicidad, sus últimos trabajos en el cine.

En su nota de noviembre de 1950 en Cine y anticine, Efraín Huerta apostaba por Gloria Lozano para el personaje de Carlota Cervantes en Ensayo de un crimen, la célebre obra de Usigli llevada al cine por Luis Buñuel. Un papel que finalmente le correspondió a Ariadna Welter.

Retirada muy joven del cine, Gloria Lozano falleció el 15 de noviembre de 1991 en la Ciudad de México, “fina y esbelta como el nombre de su pueblo de origen: Jiquilpan”.


Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital zonaoctaviopaz.
@vazquezgjaime