La violencia machista cobró una nueva víctima el pasado 2 de junio en la ciudad de Jundiaí, Brasil; cuando Taís Bruna de Castro, influencer literaria de 36 años, fue asesinada brutalmente mientras almorzaba en su lugar de trabajo. El crimen fue perpetrado por un hombre identificado como Cláudio Elizeu, de 40 años, empleado de limpieza del mismo centro comercial.
Taís, conocida por su proyecto “Leitora Fashion”, que promovía el amor por los libros y la literatura romántica, fue atacada a plena luz del día, en una zona de comida del centro comercial “Beco Fino”, donde también trabajaba como agente de viajes. Cámaras de vigilancia captaron el momento en que el agresor la abordó por sorpresa y la apuñaló repetidamente. El informe pericial confirmó que recibió más de 20 heridas.
El atacante, quien fue detenido en flagrancia tras entregarse a las autoridades, habría confesado que actuó por “resentimiento” ante el rechazo de sus insinuaciones románticas. Según la Policía Militar, el agresor no tenía ningún tipo de relación con la víctima, aunque había intentado acercarse sin éxito. Además, había manifestado molestia por su reciente reubicación a otro punto de trabajo.
El caso ha sido catalogado como feminicidio y ha causado indignación tanto en la comunidad local como entre los seguidores de Taís, quien dedicaba sus redes sociales a compartir reflexiones, frases y reseñas sobre libros. Su perfil en Instagram, @leitorafashion, era un espacio en el que miles de lectores se reunían en torno a la pasión por las letras.
Familiares, amigos y seguidores han inundado sus redes con mensajes de dolor y rabia, mientras exigen justicia por un crimen que, aseguran, pudo haberse evitado. “Nos dejó de una manera muy triste e increíble”, expresó la familia en un comunicado difundido en redes.
El caso ha reabierto el debate en Brasil sobre la violencia feminicida, los protocolos de seguridad en espacios laborales y la necesidad de actuar ante el acoso persistente. Organizaciones de derechos humanos han reiterado que el silencio institucional y la normalización del acoso generan entornos propicios para tragedias como la de Taís.
Fuente: Milenio