Morelia, Michoacán, 08 de diciembre de 2024.- El Adviento tiene estos tres sentidos: preparar la celebración de la Navidad, la venida de Jesucristo y nuestro final
Lectura del santo Evangelio según San Lucas (3, 1-6)
En el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio tetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
“Voz del que grita en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos;
los valles serán rellenados,
los montes y colinas serán rebajador;
lo torcido será enderezado,
lo escabroso será camino llano.
Y toda carne verá la salvación de Dios”.
Palabra del Señor.
La urgencia de la conversión
¿Por qué el evangelista nombra a tantos gobernantes políticos y religiosos antes de iniciar el relato de Juan Bautista? ¿Por qué si nos estamos preparando a la Navidad hablamos sobre el precursor del ministerio de Jesús? pues esto ocurrió casi treinta años después del nacimiento de Jesús.
El primer domingo de adviento pone el acento en el adviento, la llegada próxima, más real que nos debe importar y esta es la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo.
El segundo domingo de adviento, en cambio, pone el acento en presentarnos a Juan Bautista quien predicó la urgencia de la conversión en vista de la inminente llegada del mesías. Esta predicación, ciertamente ocurrió poco antes del bautismo de Jesús en el Jordán y el subsecuente inicio de su ministerio, aproximadamente treinta años después de su nacimiento.
El relato que leemos hoy, proveniente del evangelio de San Lucas, al cual estaremos leyendo todo este año, en primer lugar se fija en los referentes históricos que ayudan a ubicar el año en que sucedió todo lo que pretende narrar. Esto se logra en primer lugar citando el año en curso del imperio del cesar en Roma, que era el decimo quinto de Tiberio.
Después da la serie de jerarcas civiles que gobernaban la región donde desarrolló su ministerio Juan Bautista:“Poncio Pilato procurador de Judea”; Herodes y Filipo tetrarcas de las regiones del norte y el oriente del río Jordán; y, por último, Lisanias tetrarca de Abilene. Después de estas referencias civiles San Lucas ubica a los lectores con respecto al máximo gobierno religioso de los judíos que eran los sumos sacerdotes del Templo de Jerusalén: Anás y Caifás.
Estas referencias gubernamentales no son ociosas o inútiles puesto que desde el inicio de su obra, San Lucas pretende transmitir hechos históricos sólidos a su lector Teófilo (cfr. Lc 1,4) “para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido”.
La comunidad cristiana ha escogido este llamado a la conversión que hace san Juan Bautista, como un buen medio para motivar la preparación a la Navidad. No está por demás recordar que el Adviento tiene estos tres sentidos: preparar la celebración de la Navidad, preparar la venida de Jesucristo al final de los tiempos y preparar nuestro final personal el día de nuestra muerte. (CON INFORMACIÓN DE: MONS. SALVADOR MARTÍNEZ / DESDE LA FE).
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