La comunicadora moreliana se pasa a liderar y ser vocalista de blues y jazz con la Ron Ron Band

Víctor E. Rodríguez Méndez

A Yazmín David la pasión por la música y el canto le comprime el cuerpo y el alma, y luego también le sale por la voz. Habla con emoción profunda sobre su amor por la comunicación como periodista cultural a través de la radio y la televisión, y ahora en su nueva aventura como líder y vocalista de la Ron Ron Band, que le ha representado un estímulo fascinante porque su pasión de siempre por la música es un bálsamo y una catarsis para su vida actual.

Jazmín Isabel David Parra nació en Morelia hace 49 años. Tiene raíces familiares en Veracruz, por lo que su temperamento, dice, lo trae marcado en lo jocoso y en lo rumbera. Es locutora y productora de contenidos culturales audiovisuales en el Sistema Michoacano de Radio y Televisión (SMRTV), además de ser conductora, comentarista y entrevistadora de los festivales Internacional de Música de Morelia “Miguel Bernal Jiménez” e Internacional de Cine de Morelia, con lo que ha realizado diversas coberturas de la fuente cultural, tanto en prensa como en radio y televisión.

Aparte de la comunicación mediática, le encanta el baile y la música. La música, asegura en entrevista, como una posibilidad de la belleza y del dolor. “Siento que mi vida —desde que soy consciente— siempre está acompañada de música todo el tiempo, soy una persona que incluso sobre el silencio tiene música hasta en el baño”.

Si bien su experiencia como cantante solista y de coros data de 2016, en el 2019 formó el grupo de jazz y blues La Gatucada, y en mayo de 2022 fundó Ron Ron Band, su actual agrupación de blues, jazz y poesía, cuya breve historia le ha deparado una satisfacción enorme; una mezcla de magia y riesgo, con el añadido de estar en un escenario y sentirse “totalmente expuesta, desnuda y al borde del abismo, sentir que ahí puedo dejar todo mi ser, que puedo ser yo sin el miedo del juicio”.

Esa sensación, agrega, es la que le permite conectar con el público sin pena ni temor, consciente de que no siempre se logra. Reconoce que lleva un camino corto aún y, por tanto, no está exento de dudas, pero con la fortuna de que “se ha vuelto más gozoso y con espacio para la libertad”.

Sin tener claro si es lo mejor o si está bien o mal, Yazmín asegura que como comunicadora e intérprete musical intenta “conectar desde la honestidad”, y con ese sentimiento a cuestas las demás artes le hablan todo el tiempo, al grado de que no se imagina estar en la vida sin la música y el cine, por ejemplo, o la poesía y la literatura que de alguna manera le ayudan a nutrir el proyecto de la Ron Ron Band para fusionar el mundo de los gatos —otra de sus pasiones— con los del blues y el jazz.

De esta manera, en la vida de la también licenciada en Ciencias de la Comunicación y maestra en Historia del Arte las artes siempre están permeando el mundo de la música y la radio. Aun cuando la conducción y la producción radiofónica ocupan su labor en el día a día, el resto del tiempo y de sus actividades las conecta a las artes. “En la radio llevo 29 años de vida profesional y en la música apenas tres, y aunque son dos caminos distintos me siento feliz de que hoy confluyan esas dos pasiones”.

Un camino nuevo y feliz

Con casi tres décadas de experiencia profesional en los medios, Yazmín decidió incursionar en la música de una manera “un poco más profesional y juguetona”, dice, aunque se lo toma muy en serio. “Es un camino nuevo y me siento muy feliz, porque en este tiempo —imagínate— pude pisar el mismo escenario y cantar con el maestro Guillermo Briceño, incluida una audición con la banda y haber ensayado en Ciudad de México con él, lo cual atesoro un montón”.

La comunicadora e intérprete asegura que este tipo de experiencias son fundamentales para ella, como es también el inicio de grabar canciones propias. En julio del 2022 lanzó su primera canción original y video “El gato y la luna” con la participación especial del pianista y prestigioso jazzista Alex Mercado. Todo ello es “un regalo en la vida”, señala Yazmín, “que viene del amor y la pasión que he tenido por la comunicación, experiencia que me ha servido mucho tanto en el teatro como en los conciertos”.

Actualmente produce y conduce el programa de entrevista y difusión de músicos de jazz y blues de México “Variaciones. Una nota de libertad, improvisación e identidad”, así como la revista cultural radiofónica “Con su permiso”, además de producir y conducir el programa especializado en cine de arte y música “Una historia, una canción” para la radio pública de Michoacán, donde durante trece años fue conductora y productora del programa radiofónico cultural “Voces y Reflejos". Esta labor no le resulta del todo agotadora a Yazmín, pese a que su agenda de cada semana suele ser intensa. La radio ocupa todos los días de su vida, según reconoce. “Me considero una persona más o menos ordenada y centrada en lo que quiero. Además, no desearía estar tocando cada semana porque no lo podría hacer por mi actividad profesional”.

Ron Ron Band fue uno de los proyectos seleccionados en la primera convocatoria de producción del Laboratorio de Producción Sonora, de la Secretaría de Cultura de Michoacán, lo que le ha permitido empezar a grabar sus canciones propias.

La banda surgió después de que hace siete años Yazmín tomó un taller de jazz en el Conservatorio de Las Rosas, donde cantó una canción de Billie Holiday con el apoyo de Leticia Rivera. A partir de ahí, a instancias del guitarrista Flavio Meneses se fue forjando la agrupación, a la vez que iban delineando el repertorio con la idea de ronronear los sonidos del blues, del jazz y la poesía. Vino entonces su primer concierto en el Centro Cultural UNAM en el marco del Ciclo de Jazz, al lado de prestigiosos músicos de la escena local. De haber cantado una sola canción en público en un concurso universitario pasó a cantar doce canciones como líder de una banda, lo cual, señala, fue “una locura”.

La experiencia la hizo sentir muy bien y dijo: “Sí, quiero volver a sentir esa emoción, esa conexión que me dio el escenario”. Así se integró primero el grupo La Gatucada —junto al guitarrista y compositor Juan Carlos Cortés—, que no tuvo mucho vuelo por las diferencias de visión. Sin embargo, la bajista de esa banda, Kristell Rodríguez, la animó a seguir con su proyecto musical como cantante líder. Tres años después surgió por fin Ron Ron Band y, al momento, se han presentado en diversos foros y ya empezaron a grabar su propio material con Yazmín como vocalista, David Vargas en la guitarra, Kristell Rodríguez en el bajo, David Villanueva en el piano y Daniel Quintana en la batería.

Un sueño presente

Una característica especial de la agrupación es que sus integrantes “exploran el ronroneo” a través de la voz y los textos de Yazmín David, junto a otros poetas que han escrito sobre los gatos y la lírica cotidiana de una música madre con raíz: el blues.

“Es como un sueño”, asegura la intérprete. “Cada semana converso en la radio con un artista distinto, con mujeres y hombres que tienen años en la música y sé lo difícil que es en el arte en general, pero el camino para las mujeres en la música me parece todavía más difícil. Soy constante y voy de frente, pero si no hay condiciones, tampoco pasa nada, no me aferro”.

No niega sentirse afortunada por el momento especial que vive actualmente, sobre todo porque asegura haber soltado algunas cosas, mientras otras han llegado. Y luego, seguir con la pasión y de la mano con la honestidad. “He tenido que aprender de mi carácter, porque para que funcione un grupo no puede ser como suelo ser; estoy acostumbrada —por la radio y la televisión— a ser muy individualista, a definir los tiempos y a trabajar a mi ritmo, y acá te das cuenta que no es así”.

En suma, la comunicadora moreliana declara estar aprendiendo muchísimo, al punto de que se muestra hipersensible ante la fragilidad y lo que estamos viviendo como humanidad, según señala. “Agradezco mucho más este momento de mi vida y lo valoro, porque si acaba mañana habré sido muy feliz por todo lo que he vivido: ir con la banda por los pueblos mágicos de Cuitzeo, Tacámbaro y Pátzcuaro, tocar en la Ciudad de México en el Museo del Arzobispado, tocar en Morelia con Guillermo Briceño, haber entrado a este maravilloso estudio de grabación de la Sonopedia y esperar con ansias a que salgan esas rolas, porque además fue muy bonita la experiencia de la grabación. ¿Cómo no voy a estar agradecida y feliz?”.

En esta travesía nueva, durante la conversación es inevitable hablar de Morelia y Michoacán y su escenario cultural. Yazmín no rehúye la cuestión y señala de entrada que se trata de un tema complejo. “Morelia es una ciudad difícil con la que tengo dos relaciones, una profesional —la radio— y otra no tanto —la música—. En la radio, en los medios públicos, siento que Morelia me ha dado todo y el SMRTV también; Morelia me ha dado el espacio que yo he querido ejercer y en donde he querido estar, que es particularmente el de la cultura y los medios públicos”.

Hablando de la música no se puede decir lo mismo, según dice, porque su trayecto es incipiente. Cree que las relaciones cuentan mucho para encontrar foros y en cómo se gestiona una gira, por ejemplo. “Morelia tiene pocos foros, y cada vez ha sido más complejo desde la pandemia. Siento que en los últimos años ha sido difícil tocar puertas en un centro cultural o en un museo, y no es porque yo quiero que el blues sea de museo, sino porque creo que es música que merece la pena ser escuchada más allá de un bar”.

Al respecto, Yazmín es tajante sobre su búsqueda por la conexión y la escucha de la gente que asiste a sus presentaciones. No le interesa hacer música de fondo, porque lo siente como un desperdicio. “Sé que no estamos exentos de ello porque tampoco estamos peleados con tomarnos una buena copa de vino y pasarla rico. El blues es una música que se siente en la piel, que te estruja el alma, que tiene la historia de los campos algodoneros, pero también tiene esta historia que se llama Siete vidas, que habla de una relación amorosa donde se rasgan las vestiduras, y pongo esa metáfora en las siete vidas porque le doy también al amor y al desamor esas siete vidas, ese aliento, porque vale la pena enamorarse y desenamorarse”.

Concluye diciendo que Morelia y Michoacán son muy difíciles, pese a la jactancia de que es un ciudad creativa y cultural, pero a la que las autoridades del ramo le prestan cada vez menos atención en cuanto a propósitos, presupuesto y visión hacia las artes en general.

En tanto, Yazmín se vuelca en su ronroneo gatuno y disfruta de ese espacio para la música dándole todo su respeto y valor y procurando que la gente lo sienta así. “Quiero compartir mi sentir como mujer, como amante del blues, del jazz y de la música en general, como melómana; quiero estar en el escenario, creo que es un privilegio que valoro muchísimo y cada vez que nos presentamos siento una gratitud inmensa hacia esas personas que se dan la oportunidad de escuchar a la Ron Ron Band. Me siento muy afortunada con ello y digo: ¿qué he hecho para merecer tanto?”.

Víctor Rodríguez, comunicólogo, diseñador gráfico y periodista cultural.