Se encaminó al oficio de contar historias a través de la respiración de otros y presentar el mundo desde los ojos de sus personajes
Rita Gironès colaboradora de La Voz de Michoacán
Son 40 años de trayectoria que respaldan al actor y director mexicano. Roberto se encaminó al oficio de contar historias a través de la respiración de otros. Se pregunta, invariablemente, qué aspecto presenta el mundo desde los ojos de sus personajes y se embarca en la búsqueda constante de otras identidades. De ahí su amplio campo visual. Sosa enlaza las palabras de manera estructurada, no se pierde: tiene un bagaje cultural que le viene de lejos. En la conversación, cuando busca una respuesta y esta no llega, trata de crearla, de dibujarla con el cuidado y esmero de los hombres que podan un jardín. Actor de cine, de teatro y de televisión, trabazón interna para un gran intérprete de la complejidad emotiva.
¿Qué querías ser de niño?
¿Qué tan niño? Porque hubo una época que quería ser arquitecto; luego otra que quería ser músico; y después otra, la peor, que quería ser adulto… ¡en qué momento!
¿Qué quieres ser ahora?
Ahora quiero ser feliz. Estar en paz. Estar con quienes quiero. Hacer el trabajo que me gusta, actuar, sentarme a terminar de escribir un guion, y después, dirigirlo…
Principal rasgo de tu carácter.
Soy amable.
¿En qué punto decidiste un camino artístico?
En realidad, no lo decido, lo vivo, lo percibo. Todo en la vida me afecta, me influye, me conmueve, me da felicidad... Al ser las artes (danza, poesía, música, teatro, cine, literatura…) una necesidad humana de expresarse a sí misma desde el interior, deduzco que es a lo que yo me debo dedicar. Yo veo las historias de la sociedad, de los individuos, de la vida, y todas me parecen dignas de ser contadas, de ser interpretadas, estudiadas, analizadas, reinterpretadas… y qué mejor que sea a través del oficio de la actuación y del cine, interpretar a todos estos personajes que necesitan ser escuchados.
¿De qué sirve el trabajo del actor en un mundo tan caótico?
¡Sirve de muchísimo! Cuando yo voy como espectador a ver una obra o una pieza de danza, una película, una pintura, voy porque busco analizarme, cuestionarme, contemplarme a través de esa pieza, esa actuación o esa interpretación ¿para qué? Para reevaluarme, para espejearme, para cuestionarme desde la emoción, desde la intelectualidad, mi propia realidad. Busco conmoverme, enojarme, apasionarme, enamorarme, ¡sentirme vivo! Y en ese sentido sirve mucho la actuación y la interpretación, porque somos reflejo y espejo del espectador donde hacemos que se cuestione, se analice, se reinvente y se redescubra… y eso sí puede generar mejores sociedades, mejores comunidades de seres humanos y a todos nos conviene una mejor comunidad y una mejor sociedad.
¿Qué valor le das tú a las palabras? ¿Y al silencio?
Quizás el mismo, ambos tienen un gran valor. Muchas veces con las palabras estamos diciendo lo que el silencio no sabe decir. Y el silencio, muchas veces, expresa lo que las palabras no pueden lograr comunicar. Hay un texto de Rulfo que dice:
“¿Qué es eso? ¿Escuchas?
¿Qué es?
Es el silencio.”
Habla de escuchar el silencio. Muchas veces creemos que sólo nos podemos comunicar con la palabra y no es verdad. Muchas veces el silencio puede subrayar lo que la palabra está diciendo y otras, la palabra puede negar lo que el silencio está afirmando. Entonces creo que tienen tanto valor el uno como el otro; como en la música, tiene tanto valor una corchea, un sí, un la, un re, como un silencio.
¿Qué te gusta hacer en tus ratos libres?
Me gusta leer novela, ensayo, poesía. Me gusta el cine contemporáneo, pero también acudir al cine clásico. Me gusta asomarme a un Visconti, a un Wenders, a un Tarkovski, a un Bergman, pero también a un Cassavetes. Me gusta el cine europeo, el cine independiente norteamericano, latinoamericano… en fin, el menú es amplio. Se me hace chico el mar para ver los filmes que hay. Y en términos de literatura también, hay que volver a los clásicos. Acabo de leer a Ovidio, a Dante, sólo me falta tiempo.
Si te pudieras sentar con un personaje histórico, ¿con quién sería y de qué platicarían?
Sin duda me gustaría sentarme a platicar con Dante o con Ovidio.
¿Qué cualidad admiras en las personas?
Me gusta la honestidad. Me gusta la sencillez, la humanidad, la generosidad. Y detesto que las personas pierdan la oportunidad de quedarse callados si no tienen algo que decir.
¿De qué te sientes orgulloso?
De estar vivo.
¿De qué te arrepientes?
Dicen que Sócrates dijo: “No es que no tenga tiempo, es que he perdido mucho”. Quizás me arrepiento no de haber perdido el tiempo, sino de no haber disfrutado a perderlo.
¿Qué es para ti la Cultura, Roberto?
Para mí es la sangre que nos fluye por la conciencia, por el espíritu y por el sentido vital. Cultura es todo: es el alimento, es el aire, es la manera en que percibes ese alimento y ese aire, y la manera en que lo digieres. Desde cómo lo lees, cómo lo escuchas, cómo lo comes, cómo lo vives, cómo lo percibes y lo experimentas. La Cultura es el motor que nos mueve, casi creo yo que sería una tocaya, una hermana gemela del alma.