La historia aborda temáticas como el paso del tiempo y la memoria, así como la migración y la construcción de identidad en México.

Ashley Rodríguez / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. - El documental “Àvia, el jardín de la memoria”, ópera prima de Rodrigo Ímaz, se estrenó en la Competencia Oficial del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) los días 13 y 14 de octubre.

La obra es un retrato íntimo y conmovedor de Montserrat Gispert Cruells, abuela del director, científica pionera en etnobotánica, defensora de los pueblos originarios y feminista comprometida con causas sociales y ambientales.

En entrevista exclusiva para La Voz de Michoacán, Rodrigo Ímaz explicó que la idea del documental nació de la necesidad de preservar la memoria histórica y familiar de su abuela.

“Había parte de la premisa de conseguir el testimonio de mi abuela, porque para mí tenía una relevancia no sólo familiar, sino histórica… Nace de la resistencia al olvido y de la búsqueda por saber de dónde veníamos, de dónde venía ella, cómo llegó a México”, señaló.

El director destacó la valentía de abrir un tema tan íntimo al público:

“El arte se vuelve invariablemente una manera de estar un poco al desnudo, un poquito vulnerable, porque muestra las partes que son blandas, delicadas y frágiles. Pero las historias valen la pena por eso, y a los humanos nos gustan las historias porque transferimos a otros las fragilidades y anécdotas que no necesariamente nosotros tenemos que vivir para poderlas sentir”.

Una mujer adelantada a su época

Montserrat Gispert Cruells, según Ímaz, fue una mujer adelantada a su tiempo.

“Pionera en muchos sentidos, de las primeras profesionistas de la Facultad de Biología, una feminista de las primeras, se divorció en una época en la que eso estaba mal visto, se involucró ideológicamente con su lucha, formó parte del 68, del 71, involucrada con la Revolución Cubana y con las comunidades indígenas… una mujer muy combativa y consecuente”, describió.

Además, resaltó su vínculo con la naturaleza:

“Su profesión era la etnobotánica, el uso humano de las plantas, no solo el estudio biológico… intenté representar en el documental su narrativa en espacios naturales para acompañar su relato, su poesía, su punto de vista”.

Una carta de amor y despedida

La historia también aborda el paso del tiempo y la memoria, así como la migración y la construcción de identidad en México.

“Aunque mi abuela era originaria de Cataluña se hizo mexicana, y el proyecto de hoy es más mexicano que español… su corazón está en México y su vida, su familia y su profesión la hicieron aquí”.

Sobre el cierre del documental, el director señaló:

“El jardín de la memoria empieza con la memoria de un exilio, el exilio republicano, y termina con el gran exilio, que es terminar la vida o morirse… La vejez no es un momento de inutilidad, sino de plenitud y sabiduría que tenemos que transmitir hacia los que vienen atrás”.

Finalmente, Rodrigo Ímaz invitó al público a valorar la dignidad y los principios humanos transmitidos por su abuela:

“La dignidad es muy importante, no puedes humillar ni dejar que te humillen… libertad, fraternidad, y el ejercicio de ellos y el hecho de transmitirlos, me parece algo que hay que atesorar”.

“Àvia, el jardín de la memoria” no solo rescata la historia de una mujer pionera, sino que también es un homenaje a la memoria familiar, la naturaleza y la transmisión de valores que trascienden generaciones.