Sus palabras entrecortadas me confirmaron la tragedia; al saberme cerca, me pidió que acudiera a San Lázaro; lo encontré con una mirada triste y humedecida

Rubén Moreira Valdez

A Paco Rojas y su amor a la Patria.

Sus palabras entrecortadas me confirmaron la tragedia; al saberme cerca, me pidió que acudiera a San Lázaro; lo encontré con una mirada triste y humedecida. Era un hombre ecuánime y sereno, pero en su voz se alzaban el enojo y la indignación. Habían asesinado a Rodolfo, nuestro candidato a Tamaulipas. En esos momentos difíciles, el “Jefe Rojas” mostró su liderazgo y profundo sentido humano.

Francisco Rojas estudió en la UNAM e ingresó al PRI, dos acontecimientos que lo marcaron. Nunca he indagado sobre su infancia y juventud, pero me atrevo a decir que, en algún momento de su vida temprana, construyó su enorme amor a la patria y su probada honestidad. De la universidad recibió un título; él correspondió con sus servicios a la patria y su trabajo voluntario en bien de ella.

Conocí a Paco como presidente de la Fundación Colosio y diputado electo para la legislatura que inició a mitad del sexenio del presidente Calderón. La última vez que nos vimos fue en un restaurante de la colonia Condesa, de esos con mesas en la acera. Acudí por consejos; recién me nombraban coordinador de la bancada del PRI y él era mi mejor referente. Platicamos de todo un poco, incluso de algunas situaciones familiares. Le recordé los días previos a septiembre de 2009 cuando, con gran idea, preparó la mejor de las agendas legislativas que he visto. Con destreza conjuntó y ordenó la experiencia de personajes con sobrado conocimiento en diversas materias.

La legislatura anunciaba el regreso del PRI a la presidencia y Rojas sabía la responsabilidad que significaba ser su líder. En las curules del priismo, entre otros: Beatriz Paredes, presidenta del partido; Chuayffet, exsecretario de Gobernación; Benítez, exprocurador de la República; Ildefonso Guajardo, Videgaray, Alfonso Navarrete, eminente jurista; Cruz López, combativo líder campesino; Marcela Guerra, José Ramón Martell, hábil operador político; César Augusto Santiago, poderoso orador y sabio legislador; Flores Rico, experto en desarrollo social; Baltazar Hinojosa, diestro en economía y planeación; Jorge Herrera, futuro gobernador de Durango; Felipe Enríquez, el experto en seguridad Rogelio Cerda y la siempre valiente Carolina Viggiano.

Imposible enumerar a todos, pero en los nombres se descubre la capacidad de Paco para conducir esfuerzos. En una columna, José Antonio Meade recordó los días en los cuales el presupuesto sí se discutía en la Cámara de Diputados y contenía los sentimientos de la nación. El artículo menciona la altura de miras de Rojas y la templanza para lograr acuerdos.

Rojas amaba a México; le sirvió como funcionario, legislador y buen ciudadano. Él no era de aquellos que, por un beneficio personal, se someten a decisiones que no comparten.

Buen viaje, coordinador; en el cielo te encontrarás con Lepe, Rodolfo, Sebastián, Lobato y otros amigos. Mira que tendrás una excelente burbuja para enfrentar a Porfirio, Juventino Castro y Pocoroba.