Morelia, Michoacán

Con el sol a plomo y a tambor batiente llegó la Archicofradía de Campaneros y Matraqueros a la Catedral de Morelia.

La solemne comitiva anunció a su paso el dolor por la pasión y muerte de Cristo, pero también, la alegría de la resurrección, el amor y la fe de la grey católica que revive en Semana Santa el momento más importante de su historia.

Es Jueves Santo, el día de las visitas a los siete templos, el del lavatorio de pies, el que anuncia el dolor y el pesar, el sacrificio la indignación.

Es el día que rememoran el recorrido previo del Cristo, cuando con pesar comparten el dolor de la madre y la esperanza de la fe.

La matraca de más de 200 años, esa del sonido seco que suple el cántico de las emblemáticas campanas de Catedral, silenciadas por el luto ante la muerte del Hijo de Dios hecho hombre.

Al atrio de la emblemática iglesia metropolitana arribaron los hombres vestidos de morado pascual, con el rostro cubierto por esas máscaras de cono, arrastrando la matraca y cargando la imagen de la Virgen doliente, solicitando anuncia para hacer sonar por última vez las campanas de Catedral, silenciadas por 40 días.

Sonido que iban a suplir con el ronco grito de la matraca, en ausencia de las señoras de bronce,calladas por el luto, en el ministerio que se vive hoy, como parte del triduo pascual.triduo pascual: jueves, viernes y sábado en la noche, para la vigilia pascual.

La matraca, explicó el regente de Catedral, es símbolo que suena como bienvenida para subir a las torres; son los brazos abiertos para los fieles que conmemoran la Muerte, la Pasión y, sobre todo, la Resurrección de Jesucristo.

Es el llanto católico por la muerte del Mesías; es el sonido que rasga el viento ante el dolor de la Virgen María. Es la antesala del triduo de Semana Santa, que suple a las campanas, las señoras de bronce, que dejan de cantar desfallecidas de dolor.