Morelia, Mich. | Acueducto Noticias.- La noche del 13 de marzo y la madrugada del 14 de marzo, el cielo ofreció un espectáculo impresionante: un eclipse lunar total que tiñó la Luna de un característico tono rojizo, conocido popularmente como «Luna de sangre».
Este fenómeno, que ha cautivado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, fue visible en gran parte del mundo y atrajo la atención de astrónomos y entusiastas del cielo nocturno.
Un fenómeno de gran impacto visualDurante el eclipse, la Tierra se interpuso entre el Sol y la Luna, proyectando su sombra sobre el satélite natural. A medida que la Luna ingresaba en la umbra terrestre, comenzó a oscurecerse progresivamente hasta adquirir su icónico color rojizo.
Este efecto se debe a la dispersión Rayleigh, el mismo fenómeno que da lugar a los atardeceres rojizos en nuestro planeta.
Los observadores pudieron notar que la Luna parecía más grande de lo habitual. Esto se debe a un efecto óptico conocido como «Luna gigante» o «superluna», causado por la posición de la Luna en su órbita.
Un evento de interés científico y culturalLos eclipses lunares no solo son espectáculos visuales, sino que también brindan una oportunidad única para la investigación científica.
Astrónomos de todo el mundo aprovecharon este evento para estudiar la atmósfera terrestre y analizar la refracción de la luz solar en nuestro planeta.
Además, el eclipse lunar ha sido fuente de mitos y leyendas en diversas culturas. En la antigüedad, algunos lo interpretaban como un presagio de cambios importantes o eventos trascendentales en la historia de la humanidad.
Un evento astronómico que dejó huella
El eclipse del 13 y 14 de marzo es ver y entender de la majestuosidad del cosmos y de nuestra conexión con el universo.
Aquellos que tuvieron la oportunidad de observarlo en su totalidad fueron testigos de un fenómeno que sigue fascinando a la humanidad a lo largo de los siglos. Para los amantes de la astronomía, sin duda, fue una noche para recordar.