Zitácuaro, Mich.- 20 de junio de 2025.- El rostro del crimen en el oriente michoacano tiene nombre: William Edwin Rivera Padilla, alias “El Barbas”, señalado como jefe regional del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y considerado por autoridades como un criminal despiadado, psicópata y adicto a las metanfetaminas. Su poder y su violencia se manifestaron con brutalidad en las calles de Zitácuaro el pasado jueves, cuando un enfrentamiento entre su grupo y presuntos miembros de La Familia Michoacana dejó tras de sí una ciudad en llamas, comercios destruidos, escuelas cerradas y una familia rota por la muerte del pequeño Evan, de apenas cuatro años de edad.
Este viernes, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla rompió el silencio y, en una declaración cargada de indignación y promesas, aseguró que “El Barbas” será detenido. Confirmó que el ataque fue reacción directa a un operativo encabezado por la FGR y el Ejército, quienes realizaron cateos en inmuebles ligados al CJNG, y propiedad de “El Barbas”. La represalia fue salvaje: quema de vehículos, balaceras en zonas urbanas, ataques contra civiles inocentes.
Uno de los puntos críticos ocurrió en las inmediaciones del poblado Loma Larga. A las 14:00 horas del jueves, un convoy militar fue agredido por sujetos armados que se trasladaban en un vehículo Rubicon blanco. Los agresores huyeron hacia un rancho cercano.
En el lugar, las fuerzas federales encontraron no sólo a los atacantes escapando por una cañada sino también un arsenal: armas largas de alto poder, entre ellas fusiles SCAR, AK-47 y aditamentos lanzagranadas, más de 450 cartuchos de diversos calibres, granadas, equipo táctico con insignias del “CJNG Fuerzas Especiales Mencho” y hasta vehículos de lujo sin reporte de robo, como: una Suburban blindada, un BMW X6 y una camioneta Ford F-150.
También se halló droga: cocaína y marihuana empaquetada, así como evidencia gráfica y objetos alusivos a “El Barbas”, reafirmando que el inmueble era uno de sus centros de operaciones. Ante la flagrancia y la agresión directa al personal militar, se desplegó apoyo especializado del Agrupamiento de Explosivos y se aseguraron todos los indicios.
El gobierno insiste en que la zona ya fue controlada y que la seguridad está reforzada en Zitácuaro, Tuzantla, Benito Juárez y toda la región con Bases de Operaciones Interinstitucionales (BOIS).
Además, las autoridades prometen la pronta captura de “El Barbas” y su célula de sicarios, mientras la población vive entre la rabia y la impotencia. Porque el fuego cruzado entre CJNG y La Familia no sólo es una disputa territorial: es una guerra que se libra en plena ciudad, con civiles expuestos a ser el blanco de las ráfagas, gente que pide más acción y menos palabras.
Evan ya no está. Su madre aún se recupera en un hospital. Sus hermanos, de 5 y 10 años, sobrevivieron. Pero nadie en Zitácuaro olvida que lo que pasó no fue casualidad: fue el resultado de una guerra prolongada, de impunidad acumulada, y de autoridades que llegaron cuando todo ya había pasado.
La promesa de capturar a “El Barbas” ha sido lanzada. Ahora falta que se concrete. Porque, como dijo el gobernador, “no hay palabras”, pero hay hechos que ya no pueden repetirse, así lo sienten las familias zitacuarenses.
RED 113