Esta película necesitó de siete años para estrenarse este 8 de junio del 2025, en el mismo lugar donde se presentó la idea por primera vez hace seis años: el Festival Internacional de Cine de Guadalajara

Erandi Avalos, colaboradora La Voz de Michoacán

Un adolescente de nombre Germán Tejada lee un libro “prohibido” titulado Los Inocentes, de Oswaldo Reynoso. Lo impacta tanto que décadas después lo usará como pre-texto para escribir un guión y llevarlo al cine. Ambas obras comparten el nombre: Los Inocentes, pero el libro tiene un segundo nombre, como si hubiese querido volver a nacer ya sin la censura a la que se enfrentó el autor en su primera edición de 1961. En esta segunda edición el autor lo titula: Lima en Rock.

A partir de este libro que se desarrolla en forma de cuentos interdependientes, el cineasta peruano aprovecha la ocasión y en noventa minutos entreteje su propia visión de la historia y de los personajes, como si Reynoso los hubiese creado para que él los recreara usando un nuevo lenguaje: el cine. Y Tejeda lo logra de una manera excelente. No intenta recrear fielmente, no es un copista. Hace suya la historia de estos jovencitos limeños urbanos de barrio que comienzan a descubrirse y a descubrir a otros a partir del deseo sexual que nace desde el cuerpo; pero también del deseo que nace de la mente, del corazón, de las entrañas, de la necesidad; y que no distingue géneros y se abre a exploraciones diversas que en algunos lugares todavía representan un tabú. La necesidad de pertenecer, de demostrar que eres digno de respeto en un entorno que mezcla la hostilidad, la violencia, la exploración erótica y la camaradería con límites difusos, está presente.

Tejada se apropia del libro porque se ve a sí mismo en él. Escribe y dirige para recordar y hablar de él mismo. Continúa la potencia de la obra literaria como obra atemporal, porque aborda sin filtros un momento que cada ser humano vive: el paso de la niñez a la edad adulta con toda la fragilidad y la feroz sacudida y la tremenda soledad que eso implica, en una sociedad que perdió los ritos de paso comunitarios; aquellos que implican un acompañamiento para este momento y que despiden a un niño para dar la bienvenida a un hombre: saltos desde una torre de 30 metros de altura en Vanuatu, ritual del salto del toro de los hamar en Etiopía, los múltiples piquetes de hormigas bala de los Sateré-Mawé amazónicos… son solo algunos ejemplos.

Pero en la sociedad actual occidentalizada, esos ritos ya no existen. En su lugar, entre adultos generalmente indiferentes y demasiado ocupados, los adolescentes viven este periodo intentando demostrar que son dignos de pertenecer. Son capaces de instigarse mutuamente a cruzar límites para demostrarse que están listos para ser adultos. Se avergüenzan de la ternura propia y ajena. Así, en Los Inocentes, vemos a un grupo que representa a los chavos que desde los años sesenta hasta ahora, crean sus propios rituales de paso abandonados por su comunidad.

Lo que logra Tejada con su equipo es crear una obra atemporal y que trasciende lugares también: la vigencia de su discurso permanece, es transgeneracional y ocurre en cualquier ciudad del mundo, con sus particularidades, pero con la misma base.

Esta película necesitó de siete años para estrenarse este 8 de junio del 2025, en el mismo lugar donde se presentó la idea públicamente por primera vez hace seis años: el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, ganando en esa ocasión el premio de coproducción con México. Al año siguiente el guión fue seleccionado para su perfeccionamiento en el Taller de Revisión de Guion de Cine Qua Non Lab. Y los apoyos siguieron llegando de Ibermedia, del Ministerio de Cultura de Perú, de Ventana sur, de Estudios Churubusco, Mandarina Distribución México a través de Guadalajara Construye, Cine del mañana - Festival de Lima - Ganador de trabajo de Trailer Makaco y Premio de la Alianza Francesa para DCP. Porque así es como se logra hacer buen cine independiente: con el apoyo de muchos que se suman al sueño de un director. Germán les prometió una película energética, reflexiva, de exploración juvenil de las nuevas masculinidades y superó sus expectativas con el resultado.

Los Inocentes es una película que contiene reflexiones sociales muy profundas a través de personajes muy bien construidos, encarnados por excelentes actores. La música punk y rock, las fiestas, los viejos pedófilos abusadores, las madres y padres ausentes, el arte callejero que huye de la policía, los políticos zombies y las cantinas que apestan, son personajes secundarios. El arte mezcla elementos que dan un carácter contemporáneo con las últimas décadas del siglo pasado, reforzando el concepto atemporal de un periodo de transición individual a uno generacional: hay situaciones que son y serán las mismas a pesar de las diferentes formas de abordarlas, según cada cultura y tiempo. La edición es precisa, con ritmos variados según se requiere.

Esta película es la ópera prima del director, quien es comunicador audiovisual egresado de PUCP, especializado en dirección cinematográfica en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños (EICTV), Cuba. Su sentido comunitario lo llevó a fundar, junto a varios colegas artistas, el Centro Cultural Cine Olaya, un espacio multidisciplinario independiente fundado en el 2017 en lo que fuera un cine de barrio de los años 50 's, abandonado, con sede en Perú.

Próximamente esta película se proyectará en los cines de nuestro país. Apoyemos el buen cine de arte y vayamos a verla. Mientras eso ocurre, tenemos tiempo para leer el libro: () en el que se basa, porque el diálogo entre diferentes manifestaciones estéticas enriquece tanto a artistas como a espectadores.

SINOPSIS

Cara de Ángel es un adolescente sensible que busca definir su identidad y entender qué es ser un hombre en un contexto de masculinidad hostil. Para pertenecer a la jauría del barrio y demostrar su hombría se une a un robo— entrarán a la casa de un hombre del que se quieren vengar. Su pulsión sexual lo lleva a explorar el vínculo con Gabriela, una chica del barrio de la que cree estar enamorado; y Jhonny, el cantante de una banda de punk a quien admira. Sus decisiones hormonales lo enfrentan a la traición y marcan el fin de su inocencia.

Erandi Avalos, historiadora del arte y curadora independiente con un enfoque glocal e inclusivo. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte Sección México y curadora de la iniciativa holandesa-mexicana “La Pureza del Arte”.