El estudio muestra un hallazgo que ayudará a tratar enfermedades relacionadas con el sobrepeso

Madrid. Un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha descubierto el mecanismo por el que las células grasas, llamadas adipocitos, logran expandirse de forma segura para almacenar grasa en el cuerpo y protegerlo del exceso energético; un hallazgo que ayudará a tratar enfermedades relacionadas con el sobrepeso.

El estudio, recogido este jueves en la revista científica Nature Communications, ha estado liderado por el investigador Miguel Ángel del Pozo, jefe de grupo de Mecanoadaptación y Biología de Caveolas del CNIC.

Los adipocitos tienen un papel crucial en la salud metabólica por su capacidad de expandirse para almacenar energía en forma de grasa, previniendo que el exceso lipídico se acumule en órganos como el hígado o las paredes de los vasos sanguíneos (especialmente los del corazón y cerebro), donde podría causar daños irreversibles, explican los investigadores.

Sin embargo, este proceso no está exento de riesgos: una sobrecarga de grasa puede provocar la ruptura de los adipocitos, liberando su contenido tóxico y generando inflamación y alteraciones metabólicas.

El estudio del CNIC se centra en cómo los adipocitos se adaptan para soportar las tensiones mecánicas derivadas de su expansión para acomodarse a la grasa acumulada.

Claves para que la grasa no se acumule en lugares inadecuados

El equipo analizó el papel de las caveolas, unas estructuras que se encuentran en la membrana celular y son las que permiten que las células grasas se adapten al exceso energético sin romperse ni causar inflamación.

“Cuando el adipocito acumula grasa y su superficie se somete a mayor tensión, las caveolas se aplanan,liberando un reservorio de membrana que permite que la célula se expanda sin romperse. Por contra,cuando las reservas de grasa disminuyen, estas estructuras se reagrupan para reducir el exceso de membrana y restaurar la estabilidad celular”, ha explicado una de las autoras, María Aboy,investigadora del CNIC.

Este proceso evita daños en los tejidos y protege al organismo de las consecuencias tóxicas de la acumulación de lípidos en lugares inadecuados.

El estudio del CNIC también destaca el papel de una proteína clave, Caveolina-1 (Cav1), en el proceso de reorganización de las caveolas, cuyo buen funcionamiento es clave para que los adipocitos desempeñen su papel regulador, y no se produzcan patologías como lipodistrofia, que causa cambios anormales en la distribución de la grasa corporal.

El descubrimiento abre la puerta al desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas para combatir las enfermedades relacionadas con exceso energético crónico, como el sobrepeso, la obesidad, la lipodistrofia y el síndrome metabólico, y sus graves complicaciones cardiovasculares y metabólicas.

“Estos resultados nos permiten entender mejor cómo el tejido adiposo responde a las fuerzas mecánicas asociadas con el exceso energético. En un contexto de obesidad y síndrome metabólico, este mecanismo de protección es clave para minimizar los daños en el organismo”, concluye Del Pozo.