La política de diversificación de estos países ha encontrado en la IA un campo decisivo de desarrollo.
Evelin Rosas Vallejos
Madrid.- Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU) han visto en la inteligencia artificial (IA) “el nuevo petróleo” para diversificar sus economías, una apuesta competitiva con la que han atraído la atención de Estados Unidos y China, dos contendientes entre los que tendrán “la desagradable” tesitura de elegir, según los expertos.
Tanto Arabia Saudí como Emiratos ha usado la ubicación geográfica, sus reservas de petróleo y gas natural para mantener su poder energético a nivel mundial, y alimentar su economía digital, construyendo centros de datos que ofrecen productos y herramientas de IA, incluyendo el almacenamiento en la nube y modelos y soluciones de inteligencia avanzada.
Aunque el impacto aún es incipiente, la política de diversificación de estos países se consolida. En el primer semestre de 2025 el comercio exterior no petrolero del país alcanzó un crecimiento interanual del 24 %, muy por encima del promedio mundial, estimado en un 1,75 %, según el Gobierno emiratí.
Además el pequeño país del Golfo ha visto en el primer semestre incrementos en el comercio con Estados Unidos en un 29 % y con China en un 15 %, según el Gobierno emiratí.
La política de diversificación de estos países ha encontrado en la IA un campo decisivo de desarrollo.
Estados Unidos considera a los países del Golfo, estratégicos en el desarrollo tecnológico. El presidente estadounidense, Donald Trump, viajó al Golfo en mayo, cuando firmó acuerdos en tecnología y defensa por un valor estimado entre 3,5 y 4 billones de dólares con Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Catar, algunos de estos contratos podrían tardar hasta una década en concretarse.
En el viaje estuvo acompañado por líderes de la industria tecnológica estadounidense, entre ellos, su otrora más cercano colaborador Elon Musk.
Una apuesta estratégica
Para Andreas Krieg, especialista en estrategia y diplomacia del King’s College de Londres, los países del Golfo buscan convertirse en un centro indispensable de computación y procesamiento de datos, e integrarse en nodos críticos del ecosistema digital global ofreciendo "IA como servicio".
“De forma similar a cómo su petróleo dominó la interdependencia energética global (...) la IA es el nuevo petróleo”, explicó a EFE el experto.
En ese sentido destaca el “puesto estratégico” que Estado Unidos otorga a estos países en el desarrollo de IA.
China, también ha intensificado su cooperación con el Golfo mediante proyectos de ciudades inteligentes, vigilancia basada en IA y servicios en la nube.
El investigador principal del Instituto de los Estados Árabes del Golfo en Washington D.C., Robert Mogielnicki, indicó a EFE que las relaciones entre el Golfo y China “son multifacéticas y están en expansión”.
En ese sentido, destacó la creciente presencia en el Golfo de empresas chinas como Huawei, Alibaba Cloud, UBTECH Robotics, SenseTime y Hikvision, así como la creación del China-UAE Innovation Center (CIC), con sede en Dubái, el cual sirve como una plataforma clave para la colaboración bilateral.
Una elección desagradable
Pese al interés de ambos gigantes, el carácter estratégico de esta colaboración en una industria clave obliga a los países del Golfo a enfrentar una disyuntiva que, según advierte Mogielnicki, “les desagrada”: tener que escoger entre EE.UU. y China.
Krieg advierte que las alianzas tecnológicas del Golfo con ambas potencias que compiten por el liderazgo global en IA son delicadas.
A medida que los países “dependen de los servicios en la nube y los modelos lingüísticos en el Golfo, su propia soberanía digital se entrelaza”, lo que genera “recelo ante una posible fuga tecnológica”, reconoce el analista.
Como ejemplo de esta tensión, Krieg menciona el acuerdo de cooperación entre Microsoft y la empresa emiratí de inteligencia artificial G42, la cual se vio forzada a romper vínculos con proveedores tecnológicos chinos para seguir adelante con su alianza con la tecnológica estadounidense.
Según el experto, en este caso Washington utilizó el acceso a chips de Nvidia -indispensables para acelerar el procesamiento de datos científicos- como “moneda de cambio” para presionar a los EAU a desvincularse de los proveedores chinos.
Nvidia controla más del 90% del mercado global de chips necesarios para desarrollar sistemas de inteligencia artificial, razón por la cual Emiratos tuvo que ceder, explica Krieg.
Cautela y recelos
Esta tensión también ha provocado “retrasos” y la “imposición de condiciones estrictas” en la construcción en Abu Dabi del mayor campus de IA del mundo fuera de Estados Unidos, anunciado en mayo tras la visita de Trump al Golfo.
En la misma línea, Mogielnicki advierte que las posiciones políticas de la segunda administración Trump han obligado a los gobiernos del Golfo a “proceder con cautela” al tiempo que intentan ampliar sus vínculos con China.
“Con Trump en Washington, mantener una estrategia equilibrada se ha vuelto más difícil”, insiste Mogielnicki.