Lo que debía ser una simple verificación de seguridad en un parque público terminó en un accidente insólito que rápidamente encendió las redes sociales.
Vecinos habían reportado que un tobogán recién instalado representaba un riesgo para los menores debido a la velocidad con la que los lanzaba al descender. Para despejar dudas, las autoridades enviaron a un policía a comprobar las denuncias.
El resultado confirmó los temores: el agente descendió con tal impulso que perdió el control al llegar al final del juego, cayó al suelo de forma aparatosa y tuvo que ser auxiliado por los presentes. La escena fue captada en video y, aunque generó risas, también despertó preocupación entre los padres de familia.
El incidente se viralizó en plataformas digitales acompañado de comentarios que oscilaron entre el humor y la crítica, con frases como “no era necesario demostrarlo así” o “el riesgo era evidente desde el inicio”.
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Más allá de lo anecdótico, la situación puso sobre la mesa un tema serio: la responsabilidad de garantizar que los espacios recreativos cuenten con certificaciones de seguridad antes de abrir al público. Especialistas en urbanismo y recreación infantil señalan que la falta de supervisión técnica puede derivar en lesiones graves, sobre todo en instalaciones destinadas a los niños.
Las autoridades locales informaron que el juego permanecerá inhabilitado hasta realizar una inspección formal y determinar si es necesario retirarlo o modificarlo.
Este episodio, aunque se volvió viral por lo llamativo de la caída, dejó claro que las advertencias ciudadanas sobre la seguridad infantil no deben minimizarse.
Fuente: El Imparcial