Legalmente rubia, una película de inicio del milenio, nos permite hablar de como vemos ahora el mundo Pink las girls del siglo XXI; iniciadora del debate feminista de este siglo. Parece una declaración un poco controversial, pero si analizamos con seriedad pone en la mesa muchos temas, el primero, la idea dual de las mujeres, hay mujeres para pasar el rato y mujeres para casarse, también nos expone la problemática del amor romántico, matrimonio como objetivo de vida de las mujeres, los estereotipos femeninos, el rechazo hacia lo femenino y claro, expone la problemática del acoso sexual en el ambiente académico y laboral mientras se acompaña de un mensaje emancipador y construye redes de apoyo entre mujeres.
No está por demás mencionar que el caso de Ellie es el de una mujer blanca con privilegios, sin embargo, nos permite nombrar algunas problemáticas de género, que serán en las que nos centraremos.
Mientras hace una burla a los estereotipos de género logra nombrar con ocurrencia los problemas antes mencionados, Ellie es la típica blonde girl (chica rubia) que tiene un mundo rosa y su objetivo de vida es ser bella y una buena esposa, pero todo cambia cuando su novio la termina y él se va a estudiar la universidad, ella para conseguir su amor de vuelta busca demostrarle que es más que una chica bonita, aquí exponemos el primer punto, eliminar la idea de que las mujeres servimos en función al deseo masculino; Elli consigue entrar a una universidad de gran prestigio gracias al esfuerzo intelectual que realiza y demuestra tener una gran capacidad, desmontando la idea de ser solo un cuerpo.
Una vez dentro de la universidad Ellie se da cuenta que su novio se comprometió con alguien más y muestra el mito “hay mujeres para casarse y mujeres para pasar el rato”, lo que trae en su primer momento la competencia entre mujeres, lo cual hablaremos más adelante. La idea del amor romántico, el creer que al final del camino encontraremos a ese par nos ha llevado a enemistarnos entre nosotras y centrar nuestra vida encontrar a esa persona.
Mientras transita en lo hostil de la competencia femenina por el “amor”, Elli genera su primera red de apoyo en el salón de belleza, una red de mujeres, que, aunque cargada de estereotipos, nos permite demostrar cómo nos sostenemos entre nosotras y a veces el ir al salón es un cachito de amor propio y también, amor compartido con las otras, nos escuchamos, nos sostenemos y nos apapachamos mientras aceptamos nuestra feminidad.
Ellie empieza a cuestionar su sistema de creencias, ve a sus amigas emocionadas por contraer nupcias, pero ella ya no se siente identificada con esa emoción; enfrentarse a una realidad distinta en la cual pudo darse cuenta que era capaza de ingresar a una escuela de gran prestigio y aprender a reconocerse en esa nueva parte de ella le permite ver más allá de la idea del amor hasta ese momento y es así como logra entrar a un grupo especial que llevará un juicio muy importante; es en este punto en el que Elli enfrenta mansplaining de manera constante y se cuestiona si ella tiene la capacidad de ser una abogada por exceso de feminidad (Pink Word), se anula las capacidades que ha demostrado antes, a su vez, vive acoso sexual por parte del abogado encargado del caso, mostrando así una problemática evidente de violencia contra las mujeres.
Ellie encuentra en el salón un lugar seguro, sino que ella misma se vuelve un lugar seguro para la mujer que la atiende en el salón así como para la mujer a la que está representando, desde la empatía, el amor y el acompañamiento, Ellie muestra como las redes de mujeres se construyen y se entretejen sin necesidad de anular la feminidad; de esta manera cansada de todo y a punto de renunciar es en el salón de belleza que externa su pesar y es escuchada por otra mujer, una abogada exitosa que había sido su docente, una de las más duras; le dice las palabras exactas, en el momento exacto y Ellie sabe que es momento de seguir.
En este punto Ellie se encuentra en ella, abraza la feminidad y deja de ser un símbolo de debilidad y se convierte en un símbolo de complicidad y hermandad, logra ganar el juicio con estrategias solo visibles para una mujer; esto nos permite decir, no necesito tener atributos asignados a lo masculino para mostrar audacia, fortaleza, perseverancia, liderazgo, inteligencia, fortaleza y resiliencia, mostrándonos que es completamente compatible andar en zapatillas, con ropa rosa y ser una mujer poderosa.
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