Ella es Rita Gironès quien sale al encuentro en cualquier parte de Morelia y sí, estoy segura de que jamás la olvidas
Terry Fernández
Ella es Rita Gironès quien sale al encuentro en cualquier parte de Morelia y sí, estoy segura de que jamás la olvidas, pues te queda en la memoria para siempre.
¡Solo tú podías ser! Fue la respuesta que me dio Rita al momento de sorprenderla con esta entrevista. Dedicada a la dramaturgia, nacida en Badalona, un pueblo pesquero cercano a Barcelona, Rita me dice: Yo soy costeña.
Y más que esto, somos similares, tenemos las mismas historias de niñez en las que encontramos eco en los libros infantiles, cajas de pandora que nos sorprendieron imaginando, creando historias, haciendo viajes… puntos de partida que nos motivan a tener curiosidad, seguir aprendiendo y escuchando.
Quienes conocemos a Rita sabemos que es un huracán de emociones y pensamientos, pero, así como el ojo del huracán, también irradia calma y determinación. Su espíritu es un fuego que arde con intensidad, consumiendo barreras y limitaciones; mientras que su corazón es un jardín que florece, produciendo frutos que deleitan.
Rita es un desafío constante, y un recordatorio de que la vida es un viaje de descubrimiento y crecimiento. Su presencia es un regalo para todos. Un recordatorio de que la verdadera fuerza viene de la autenticidad y la pasión.
¿Qué era lo que más te gustaba hacer, cuando tenías diez años?
Me recuerdo a mis diez años creando e imaginando historias. Iba a una escuelita en donde los viernes había un mueble, lleno de libros. Yo era feliz ese día, después de terminar toda una semana de clases con materias que no me llamaban la atención, esperar al viernes cuando nos permitían tomar algún cuento… yo era feliz imaginando.
¿Dónde estabas?
Yo soy de Badalona, un pueblito pesquero cercano a Barcelona. Serrat tiene una canción de mi pueblo, que se llama: ¡Qué bonita es Badalona!
¿Hablas catalán?
Sueño en catalán. La primera vez que empecé a hablar español fue cuando vine a México en el 2001. Yo había aprendido el español en la escuela, pero nunca lo había hablado a diario. Vengo de una familia republicana, antifranquista, antimonárquica. Me escribo con mis hermanos en catalán y me gusta soñar en catalán porque así lo sigo hablando, es mi lengua materna.
Mi español es mexicanizado, porque lo he aprendido de oídas y cuando voy a España me dicen que porqué hablo “tan cantadito”. Uno cuando vive en otro lugar es un híbrido extraño, no eres tan de donde eres, ni eres tan de donde llegaste. Somos la suma de los lugares en donde hemos estado.
Morelia, ¿accidente, casualidad o elección?
Creo que destino. El primer viaje que yo hice a México fue con una compañía de teatro clásico, actuando desde El Paso, Texas hasta Delicias, Chihuahua. Al año siguiente tuve la oportunidad de trabajar en distintas comunidades indígenas del país. Yo me enamoré de México, y eso que estuve en Sonora, en Chihuahua, en otros estados donde son muy distintas las costumbres. Pero te voy a confesar algo, cuando yo tenía diez años, mi mamá nos llevó a una librería que hay en el santuario de Monserrat, en Cataluña y nos dijo que eligiéramos un cuento que nos iba a regalar, ¿sabes qué cuento elegí? La virgen de Guadalupe, y me lo llevé porque me llamó la atención que tenía en la portada a un indito, Juan Diego. 35 años después mi mamá me lo dedicó y me dijo: creo que te gustará tener este libro tuyo de cuando eras una niña. Yo ni me acordaba.
Por eso pienso que Morelia o México, más que accidente fue destino, creo en esos caminos que la vida nos abre.
¿Cómo equilibras la objetividad y la imparcialidad en tu trabajo?
Es muy difícil… es complejo. Yo me dedico a la dramaturgia, a la dirección escénica y a la actuación, y he descubierto que trabajo con personas, por lo que ser objetivo es muy complicado. El que yo pueda ser objetiva o imparcial en algo, tiene que ver con la suma de lo que voy siendo. ¡Y me falta tanto por aprender! A veces me siento una aprendiz en cuestiones humanas. No sé si quiero llegar a ser objetiva, no sé si quiero llegar a tener la razón, aunque tampoco me gustaría seguir equivocándome demasiado. Lo que sí sé es que soy muy curiosa, quiero seguir aprendiendo.
¿Qué llena tu vacío de vida?
No te podría responder, no sé si habría una palabra o algo que pudiera decirte con lo que me quedaría tranquila después de haberlo dicho. No tengo un vacío, tengo muchos vacíos. Creo que cuando los he intentado llenar estoy en un error porque no hay suficiente en el pozo.
Si te puedo decir que me llenan las personas, me llena esta conversación contigo hoy, para seguir adelante, escuchándote… al darte un abrazo, pensar en mi mamá, pensar en mi papá… pensar en las personas que amo me impulsa a llenar ese vacío que me hace caminar.
Yo me di cuenta de que, imaginando y creando yo era feliz. Veía dibujos en los libros y me emocionaba. Quiero seguir contando historias, muchas son reales y otras inventadas por el trabajo que tengo. Un tiempo me preocupó hacerme mayor y poder llegar a perder la memoria, pero si eso me pasara creo que seguiría inventando historias, y eso me llena mucho.
¿Cuál es el tema o la historia más interesante que has cubierto?
De profesión no soy periodista, tengo estudios sobre arte dramático y comunicación, además de un doctorado en humanidades. Yo me dedico a la escritura ya sea ficcional o real. Los diarios que he hecho de algunos viajes, es lo que yo rescataría; como el viaje de Ho Yang en Vietnam que hice para ver los farolillos de papel recorriendo un río una vez al mes en la noche de luna llena. Lo que yo escribí de eso al día de hoy, lo leo y es lo que rescato, porque son los descubrimientos que he tenido y que me han motivado; también las historias de teatro, como “La bóveda del fin del mundo”, en las islas Svalbard en donde unos hombres quedan varados en esa bóveda y sucede algo en esa noche polar… son historias inventadas, pero parten también de vivencias. Lo que yo escribo son metáforas de lo que siento, busco otros espacios, otros personajes, pero en realidad estoy yo ahí dentro de esas historias, diciendo estas cosas.
¿Qué profesión y qué oficio jamás serías?
Hay dos cosas que me dan miedo. Una es la llegada del fin del mundo y otra es la noche como tal, entonces creo que no sería velador, me daría mucha impresión, además no soy buena para encarar algo que pasara.
PREGUNTAS RÁPIDAS:
¿Jabugo o gambas?
Jabugo, pero de cajón… además no como mariscos
¿García Márquez o Murakami?
Murakami
¿Capacidad de volar o volverte invisible?
Capacidad de volar
¿Tener memoria perfecta o capacidad para olvidar lo que quieres?
Capacidad para olvidar lo que quiero
¿Tener la capacidad de hablar cualquier idioma, o la capacidad de hablar con los animales?
Hablar con los animales
¿Conversación profunda con un desconocido o frívola con un amigo?
Yo he conocido desconocidos que me han fascinado, por ejemplo, en un viaje en tren. Y luego, hay personas que conozco, con quienes a veces se agota la comunicación.
¿Viajar al pasado o viajar al futuro?
Viajar al pasado… ¡Lo tengo clarísimo! Pero al pasado histórico, a otras épocas
¿Fantasía o ficción?
Te diría que fantasía
¿Vino tinto o tequila?
Vino tinto… y si es con el jabugo, ¡mejor!
Terry Fernández nació en la Ciudad de México y conoce la República Mexicana como la palma de su mano. Es directora de locaciones para cine y televisión, y ha recorrido cerca de los tres millones de kilómetros, descubriendo más de 16 mil locaciones para filmar. En su sonrisa y en su brazo se pueden ver los cuatro rincones del mundo: norte, sur, este y oeste. Hoy se estrena como periodista con esta entrevista.