Un expolicía de investigación de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) fue ingresado al penal de Chiconautla tras ser acusado formalmente de matar a un perro callejero adoptado por vecinos de la colonia Santa María Chiconautla. El caso ha causado repudio generalizado en redes sociales y entre organizaciones defensoras de los derechos animales.
El hombre, identificado como José Agustín “N”, habría cometido el acto el pasado martes 17 de junio alrededor de las 21:45 horas, cuando el can descansaba frente a una tienda donde habitualmente le daban agua y comida; y de acuerdo con testigos y cámaras de vigilancia, el expolicía se acercó y disparó en múltiples ocasiones sin provocación alguna.
La grabación del ataque se viralizó rápidamente, generando indignación entre usuarios y colectivos protectores de animales, que exigieron justicia inmediata; a raíz de la difusión del video, la FGJEM separó al agente de sus funciones e inició un proceso penal en su contra. Posteriormente, fue detenido por elementos de la policía municipal y trasladado al penal de Ecatepec, donde se espera que se realice su audiencia inicial en las próximas horas.
Vecinos del área identificaron al perrito como un animal dócil y sociable, que había sido recientemente adoptado de forma comunitaria. “Era parte de la colonia; jamás hizo daño a nadie”, comentaron.
En el Estado de México, el maltrato animal se considera un delito grave, de acuerdo con la legislación vigente, quienes causen lesiones o la muerte a un animal especialmente si estas acciones son grabadas o difundidas pueden enfrentar penas de hasta seis años de prisión, además de multas económicas.
El caso se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la violencia hacia los animales y ha reavivado el debate sobre la necesidad de aplicar penas más severas y efectivas para quienes cometan este tipo de actos.
Diversas organizaciones ya han convocado a una manifestación pacífica frente a los juzgados de Ecatepec para exigir una sanción ejemplar y recordar que la vida animal también merece justicia.
Fuente: Excelsior