Educada en la Iberoamericana de los Jesuitas, a los 23 años empezó la gran expedición y ya entonces se preguntó a sí misma qué quería encontrar en cada uno de sus viajes

Rita Gironès, colaboradora La Voz de Michoacán

“Si quieres aprender sobre el arte, tienes que alejarte de los libros y empezar a viajar.” –así les decía un maestro en la universidad. Y Esperanza lo tomó a pies juntillas y comenzó una incesante expedición. Hoy, con 88 años cumplidos y muy bien andados, va regresando de Alaska, su viaje más reciente. Ha recorrido todos los continentes para trazar un singular mapa que va de las primeras manifestaciones humanas a nuestros días. El minucioso trabajo de reconectar los paisajes para hacer un entramado histórico, social, artístico y humano. ¡Qué necesario es abrir las ventanas del entendimiento! Viajar para entender, para asimilar el entramado del mundo. Recorrió Europa, llegó a Egipto; saltó a Jerusalén, y desde allí viajó a Irak. Fascinada por las culturas madre; por las primeras casas que hizo la humanidad; por el paso del paleolítico al neolítico más allá de los libros. Al punto de compartir tertulia con un círculo de árabes, pipa de agua en mano, todos en armonía y fraternidad. Esperanza constató otro mundo posible y no ha frenado en el empeño de convencernos de esto.

Es importante encontrar la finalidad de cada viaje, nos comenta. Elegir el cómo y el porqué: ¿quieres un viaje de placer? ¿estás buscando un viaje dedicado al arte? (museos, iglesias, arquitectura…) ¿necesitas un viaje para entrenar la mirada? ¿o simplemente aventurarte a entender y entenderse? Sea como sea, ¡conviértete en una rosa de los vientos! Ella lo puso en práctica junto a César, su cómplice y compañero, recorriendo juntos los cuatro puntos cardinales. Será que hay viajes que hablan de amores, y amores que son el viaje…

Educada en la Iberoamericana de los Jesuitas, a los 23 años empezó la gran expedición y ya entonces se preguntó a sí misma qué quería encontrar en cada uno de sus viajes. Hoy, la respuesta es una declaración simple y filosófica de intenciones: “Yo he querido hacerme una idea del ser humano”. Qué sencilla es la infinitud.

1. ¿Cuál ha sido el viaje de tu vida?

Para responder a esta pregunta, tengo que contarte una pequeñísima historia de cómo empecé a viajar. En realidad, los viajes yo no los contaría por número, sino por el fin que tiene cada uno de ellos. Me refiero a la evolución humana. Empiezo a hablarte de viajes y me cuesta trabajo escoger cuál sería el más significativo. ¿Te parece si respondo la finalidad de mis viajes? Por ejemplo, mi último viaje fue a Alaska. Un viaje en barco de Canadá hasta llegar a Alaska. Este viaje, el tema principal son los paisajes increíbles, no lo pondría en primer lugar, aunque es bellísimo. Empezaría por África. En Tanzania, hay un museo pequeño que da información de los huesos humanos más antiguos que han encontrado. Creo que si partimos de la evolución humana (el maíz como cultura madre nuestra, son 5). Ese viaje fue muy preparado y me marcó porque allí tenía el contacto de la Universidad de Barcelona, un arqueólogo que estuvo en uno de los lugares en Tanzania y encontraron los huesos. Tomé un curso con él y organizó para sus alumnos permanentes 

2. ¿Qué país no te cansarías de seguir conociendo?

Sin duda, Egipto. Volvería una sexta vez. En primer lugar, por su antigüedad. Después toda la relación que tuvo con los pueblos que lo rodeaban: esa maravilla de unir un río que mide 6000 metros, donde nace el río Blanco y el río Azul en el centro de África es impresionante. En uno de esos viajes, tomé un barco. Estás en la cubierta vendo además el desierto que no tiene ni un solo foco en las noches y ves nada más estrellas. Eso me cautivó. Y eso hizo que quiera mucho, tengo un rancho cerca de Senguio y allí tenía un museo que formé hace 3 años. Le puse el nombre del Museo del Maíz como reconocimiento a esta cultura madre. Era una idea que tenía metida en la cabeza y se logró.

3. ¿Qué país o qué cultura que no conoces te encantaría descubrir?

 En América del Sur, me gustaría tomar un barquito en la Tierra de Fuego, en Ushuaia. Ir al Polo Sur. 

4. ¿Cómo preparas un viaje? ¿Lees algo de historia del lugar que irás o te dejas sorprender?

¡Me preparo tanto! Yo terminé la carrera de Historia Del Arte en la Ibero. En sí, eso ya es una preparación, pero no me quedé ahí como dijo aquel maestro, ustedes tienen que viajar para penetrar al arte. Es la manera. Estar en los lugares, convivir con las personas, dejarse impregnar por 

5. ¿Eres valiente y pruebas la gastronomía local de los lugares a donde viajas? 

Sí, pruebo todo. Quizás ahora ya tengo el estómago más delicado por la edad., pero en mis viajes llegué a probar de todo y tenía conocimiento de la comida de cada país. Descubrí que los árabes y los judíos (quién lo diría) en la gastronomía son muy parecidos, por ejemplo. Con ellos nació el trigo o la cerveza. Además, comer en los mercados es lo más puro que hay. Parte de la cultura de un pueblo es su comida, tratar de comer en los mercados o fonditas y vivirlo como una experiencia que forma parte de la historia de la humanidad.

6. Gastronomía, tradiciones, danzas, ritos, arquitectura…  ¿Qué efecto producen en ti las diversas culturas?

Es algo realmente fascinante. Te daré un ejemplo: el grito que da el Ramadán es como un grito de tristeza, pero al mismo tiempo, es un grito de piedad. Te conmueve de una forma inexplicable y te llega tan hondo... Es asombroso presenciar los ritos, una experiencia única, sobre todo en el Medio Oriente. Y la arquitectura, apasionante, me puedo entretener todo un día viendo una sola cosa: Santa Sofía en Estambul, Notre Dame en París, en el Museo del Louvre, … y la persona más ideal para ese goce de conocimiento fue mi marido, César Basola, mi compañero ideal para viajar

7.        Algo imprescindible que te llevas cuando sales de viaje.

Mi cámara fotográfica. Tenía una Nikon que me la robaron, en uno de mis últimos viajes, fue en el hotel. Salvé los rollos, por suerte. 

8. ¿Extrañas algo cuando sales de viaje?

La verdad, no extraño nada. Pero sí a alguien. ¿Sabes? César, mi esposo, y yo nos dormíamos con un libro en las manos preparando nuestros viajes con mucho entusiasmo. Él fue extraordinario en ese sentido para mí, le encantaba la naturaleza y se enfocaba en preparar la parte de los museos y el descubrimiento de las iglesias, y yo me encargaba más del área arquitectónica. Nos complementábamos de una forma maravillosa y única, teníamos los mismos intereses, juntos hicimos viajes maravillosos. 

9. ¿A qué lugar de México recomendarías viajar?

De México recomendaría muchos lugares, pero tenemos unos templos del s. XVI, franciscanos y agustinos, en Cuernavaca impresionantes. Allá hay 5 templos muy bien conservados que son una maravilla. Más cerca de aquí, en Tzintzuntzan tenemos un convento que fundaron los misioneros franciscanos que vale mucho la pena y recomendaría sin lugar a dudas. También el templo de Erongarícuaro con sus capillas del s. XVI con sus pinturas y bien conservado.

10. ¿Viajarías con alguien como tú?

Soy una buena compañía para viajar conmigo misma. Muchas personas han querido viajar conmigo porque yo doy conferencias o pláticas sobre los viajes y les fascina. La gente le gusta mi manera de viajar. No persigo las compras, prefiero probar las comidas en los mercados.  

11. ¿Qué esperas de un viaje?

Yo sí espero de los viajes. Al empezar en Tanzania, África, fue porque quería seguir el paso del hombre por la Tierra. Paleolíticos, Neolíticos, Egipto, Medio Oriente,… busco y espero poder seguir las huellas de la Humanidad.

12. Cuéntame una anécdota de un viaje.

Verás, tenía una muy buena amiga, Lupe Mejía, con ella viajamos mucho. Una vez, hicimos un viaje a Guatemala donde teníamos que tomar un barquito en una zona lacustre. Ya en un pueblo, estábamos encandiladas viendo un altar barroco y llegó un señor enojadísimo pensando que nos queríamos robar algo. Salió volado a llamar a otras personas del pueblo señalando que nos habíamos llevado algo.y nos aventaban piedras y nos dieron por milagro. Que porque allí no llegaba nadie y generaba sospecha que nosotras estuviéramos allí. Era de bajada para llegar al barquito y sólo veíamos pasar las piedras cerca de nuestras cabezas. Ya cuando llegamos al barco empezamos a reír, pero estuvimos cerca de salir lastimadas.

13. ¿Cuál es tu próximo viaje, Esperanza?

Ahora quisiera ir al Sur, tomar el barco desde Ushuaia hasta el Polo Sur. Quizás me encuentre paisajes muy parecidos a los de mi último viaje, Alaska, pero la fauna de allí es diferente. Quiero ver la grandeza de allá.