La sociedad estadunidense está profundamente dividida. Polarizada al extremo de una posible confrontación
La sociedad estadunidense está profundamente dividida. Polarizada al extremo de una posible confrontación. Las redadas que ha iniciado el Departamento de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para deportar migrantes, sólo han sido el pretexto para que se expresen las rivalidades que se han acentuado desde hace tiempo.
De inicio es una sociedad con una profunda desigualdad económica. Aún siendo la nación más poderosa del mundo y, en su propio discurso, pretendidamente la más desarrollada, algunos estudios dicen que entre el 12 y el 15 porciento de la población en Estados Unidos vive en niveles de pobreza.
Es decir, no tienen los ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas. El emblema del capitalismo económico es también la vitrina de sus propios defectos, de las consecuencias negativas del sistema.
El 20 porciento de la población controla el 80 porciento de los ingresos y dependiendo de los métodos en que se mida, algunos países de América Latina como Chile o Uruguay por ejemplo, han sido consideraos como mas igualitarios que Estados Unidos.
Es muy común encontrar las ciudades llenas de individuos que viven en la calle, sin casa, ni acceso a salud, beneficios sociales o educación. No debería ser esta la imagen de la que presumiblemente se considera la sociedad más evolucionada del mundo.
La tenencia de armas es otra dimensión que expresa estas profundas diferencias de opinión social y los cofronta. Para la población más conservadora, seguidores en su mayoría de Donald Trump, es necesario que se autorice la compra y tenencia de armas por cualquier ciudadano, aumentando la violencia en sus ciudades y los tiroteos en lugares públicos. La polarización crea necesariamente violencia.
Liberales y conservadores por igual son responsables de la polarización, que es más grave cuando surge desde el lenguaje del poder porque hay militantes y activistas que al escuchar a sus líderes, se asumen como verdaderos misiles humanos en contra de las instituciones.
Estados Unidos también es un país con una profunda desigualdad en materia educativa y donde no hay educación no existe desarrollo. La educación básica tiene visos de acceso universal pero de ahí en adelante, el sistema es profundamente costoso y desigual. Basta ver por ejemplo el estudio en las Universidades que son absolutamente caras, prácticamente inaccesibles. Algunos tienen acceso a educación superior de calidad y muchos no.
La desigualdad también se expresa en el acceso a los sistemas de salud. En la lógica conservadora, los individuos deben trabajar lo suficiente para pagar servicios de salud, médicos, hospitales y medicinas caros y no en pocas ocasiones deficientes.
También hay una polarización con motivo de origen étnico. Muchas ciudades están divididas en ghetos. Verdaderas reservaciones con diferencias sustantivas en la calidad de vida. Las cárceles están llenas de latinos, afroamericanos y migrantes en general: la población pobre.
Las protestas que se han extendido durante ya una semana, y que han llevado al toque de queda en Los Ángeles, han generado ya manifestaciones en diferentes ciudades grandes como Atlanta, Nueva York y Chicago. Todo ha iniciado por la intensificación de las redadas y deportaciones que para Donald Trump representan un trofeo político.
En toda su campaña el tema migratorio fue su caballo de batalla y ahora está empeñado en atemorizar a los migrantes en las ciudades más emblemáticas de llegada de extranjeros en Estados Unidos, muchas de ellas en california; la mayoría con paisanos nuestros..
No hay individuos ilegales. Es un concepto extremadamente racista. Lo que hay son individuos con una situación migratoria por regularizar y no sólo son mexicanos. Trump se lanzó en contra de una docena de países, prohibiendo definitivamente la entrada de sus habitantes a Estados Unidos.
Los países señalados son Afganistán, (Birmania), Chad, la República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. Coincidentemente son países musulmanes, pobres, de población negra en su mayoría, lo cual identifica a lo que Trump detesta.
Las protestan siguen toda esta semana y hay toque de queda por lo pronto en algunos lugares de California. Trump envió a la Guardia Nacional a atender la parte violenta de las protestas. Sin embargo hay un debate sobre las facultades que tienen las fuerzas militares para participar en manifestaciones políticas.
Los militares de la Guardia Nacional están preparados para atacar terroristas, invasiones militares pero no para detener personas. De hecho la Guardia Nacional, que es una organización del ejército, debió ser convocada por el gobernador local. Por eso se ha acusado a Trump por el uso excesivo de la fuerza. De acuerdo con sus leyes estatales, quienes transgredan la ley en manifestaciones, deberían ser cuidadas y detenidas por las fuerzas del orden local.
Ese Trump es un volcán en erupción. No para de sorprender su capacidad histriónica. Ya ha encontrado el pretexto ideal para seguir con sus redadas y echarle la culpa a los migrantes de algunos de los males que padece Estados Unidos
Gavin Newsome el Gobernador de California es quien va a resultar políticamente más beneficiado con este problema político porque se va a convertir en el alter, la parte contraria de Trump y seguramente será mencionado para ser el próximo candidato republicano.
De todos modos, está claro que el problema no es el actor sino el sistema.