La decisión de Rusia de reconocer el gobierno de los talibanes en Afganistán fue recibido este viernes por algunos afganos como una oportunidad de mejora económica en el país
Agencias / La Voz de Michoacán
Rusia reconoció oficialmente el emirato islámico establecido por los talibanes en Afganistán en 2021, el primer país en dar este paso que las autoridades en Kabul esperan que sirva de «ejemplo para otros».
Los talibanes volvieron en 2021 al poder después de tumbar al gobierno respaldado por los países occidentales en medio de la retirada de las tropas estadounidenses tras veinte años de intervención en el país.
Desde entonces, los nuevos dirigentes impusieron a la población afgana una rigurosa versión de la ley islámica, especialmente dura contra las mujeres que han sido prácticamente excluidas de la educación y la vida pública.
Los intentos de los talibanes de obtener reconocimiento internacional e inversiones, muy necesarias en un país devastado por cuatro décadas de guerras, se habían topado hasta ahora con negativas.
«Rusia es el primer país en reconocer oficialmente al Emirato Islámico», declaró a AFP Zia Ahmad Takal, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores afgano, usando el nombre oficial que otorgaron los talibanes a su administración.
La cancillería rusa dijo en Telegram que este reconocimiento «impulsará el desarrollo de la cooperación bilateral productiva» en áreas como «la energía, el transporte, la agricultura y la infraestructura».
También afirmó que Moscú continuará ayudando a Kabul a «reforzar la seguridad regional y luchar contra las amenazas del terrorismo y el narcotráfico».
“Valiente decisión”
La decisión, tomada después de una reunión entre el canciller afgano Amir Khan Muttaqi y el embajador ruso en Kabul, Dmitri Jirnov, se anunció en primer lugar en las agencias de prensa oficiales rusas.
La agencia estatal TASS señaló que la bandera afgana creada por los talibanes se izó por primera vez este jueves en la embajada del país en Moscú. Y el ministerio de Exteriores anunció haber recibido las credenciales del nuevo embajador en Rusia, Gul Hasan.
«Esta valiente decisión será un ejemplo para otros (…) Ahora que ha comenzado el proceso de reconocimiento, Rusia ha estado por delante de todos», dijo Amir Khan Muttaqi en un video publicado en la red X.
Rusia ya había dado varios pasos para normalizar las relaciones con las autoridades talibanas, como retirar en abril al movimiento islamista de la lista de organizaciones consideradas terroristas por Moscú.
En julio de 2024, el presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que los talibanes eran «aliados en la lucha contra el terrorismo».
Rusia fue también el primer país en abrir una oficina de representación comercial en Kabul después de la toma del poder de los talibanes y había anunciado planes para usar este país como un centro de transporte de gas hacia el sudeste asiático.
En el primer periodo de poder talibán en Afganistán, entre 1996 y 2001, solo Arabia Saudita, Pakistán y Emiratos Árabes Unidos reconocieron a su gobierno.
Esta vez, múltiples Estados, entre ellos China y Pakistán, aceptaron la presencia de embajadores talibanes en sus capitales, pero no reconocieron oficialmente a las nuevas autoridades del país.
Activistas por los derechos de las mujeres afganas condenaron rápidamente la decisión rusa.
Este paso «legitima un régimen que excluye a las mujeres de la educación, aplica flagelaciones públicas y protege terroristas sancionados por las Naciones Unidas», dijo Mariam Solaimankhil, exdiputada del Parlamento afgano.
«El movimiento indica que los intereses estratégicos siempre pesarán más que los derechos humanos y el derecho internacional», lamentó.
Reconocimiento ruso, entre la esperanza y las dudas
La decisión de Rusia de reconocer el gobierno de los talibanes en Afganistán fue recibido este viernes por algunos afganos como una oportunidad de mejora económica en el país, uno de los más empobrecidos del mundo, mientras que otros se mostraron más escépticos.
Rusia se convirtió oficialmente el jueves en el primer país en reconocer el emirato islámico establecido por los talibanes en Afganistán en 2021, cuando regresaron al poder tras derrocar al gobierno apoyado por las potencias occidentales. Desde entonces, ningún otro Estado del mundo había reconocido ese Ejecutivo.
«Con la situación actual en Afganistán, con todos los desafíos, todo el mundo está preocupado. Si el mundo reconoce a Afganistán, estaremos felices, ahora mismo incluso el [gesto] más pequeño cuenta», comentó en Kabul Gul Mohammad, de 58 años.
Pese a tener un recuerdo amargo de la invasión soviética de Afganistán en 1979, cuando él lo «perdió todo» y se tuvo que refugiar en Pakistán, Gul Mohammad considera que las «prioridades ahora son distintas».
Por su parte, Jamaluddin Sayar, un piloto jubilado de 67 años, dijo estar seguro de que la decisión de Moscú fomentará «el comercio y la prosperidad económica».
Según él, otros países, «tanto occidentales como orientales» deberían reconocer al gobierno de los talibanes y «dejar de propagar propaganda contra el emirato islámico».
Un reconocimiento que “no conducirá a nada”
Tanto Moscú como Kabul se congratularon por el reconocimiento, afirmando que ofrece la posibilidad de aumentar la cooperación, sobre todo en ámbitos como la seguridad y la economía.
Pero en un país donde cualquier tipo de disidencia está estrictamente censurada, los vecinos de Kabul tienen miedo de criticar abiertamente a las autoridades talibanas.
Un habitante de la capital, Atef (un seudónimo) no cree que las condiciones de vida de los afganos de a pie vayan a prosperar porque Afganistán y Rusia tengan unas mejores relaciones.
«Creo que Afganistán volverá a caer en las trampas de los rusos, los problemas y desafíos aumentarán, no hay nada que pueda ayudar a la gente corriente», dijo el joven de 25 años, en el paro.
«La gente lucha y seguirá luchando, con o sin reconocimiento», afirmó.
Para los activistas por los derechos de las mujeres afganas, sobre todo las que abogaban porque la comunidad internacional aislara a los talibanes, que Rusia reconozca su gobierno es un revés que «legitima» las restricciones impuestas a las mujeres en Afganistán.
Las autoridades talibanas, que también dirigieron el país entre 1996 y 2001, impusieron de nuevo una versión ultrarrigurosa de la ley islámica.
«Las organizaciones de derechos humanos intentan hacer reconocer el apartheid de género en Afganistán, pues los talibanes son un régimen represivo con las mujeres», señaló la activista por los derechos de las mujeres afganas Hoda Khamosh, que reside en Noruega.
«Así que estos reconocimientos no conducirán a nada», apuntó.
Las cuestiones de seguridad son un eje crucial en las relaciones entre las autoridades talibanas y la comunidad internacional, que teme que Afganistán se convierta en un terreno abonado para el resurgimiento de grupos insurgentes.
Kabul asegura que ningún grupo planifica ataques contra otros países desde su territorio.
En 2024, un atentado reivindicado por la rama afgana del grupo yihadista Estado Islámico dejó 137 muertos en una sala de conciertos de Moscú.