Morelia, Michoacán, 03 de mayo de 2024.- La celebración de la Santa Cruz de Cristo tiene su origen en el siglo IV. IV, cuando dicho instrumento de tortura en el que mataron a Jesús se convirtió en un signo de veneración gracias a santa Elena y a su Hijo, el emperador Constantino, quien se convirtió al cristianismo un día antes de librar una batalla, en virtud de un sueño que tuvo.
En ese sueño, Constantino vio una Cruz con una leyenda que decía: “Con este signo vencerás”. Al día siguiente, el emperador
llevó una Cruz al combate y exclamó: “Confío en Cristo en quien cree mi madre, Elena”.
Constantino amaba muchísimo a su madre, y alrededor del año 325 le otorgó el título de Emperatriz. Bajo este título, santa Elena peregrinó a Tierra Santa con el propósito de rescatar cualquier reliquia que tuviera que ver con Jesús.
Dos siglos atrás, en torno al año 135, el emperador Adriano había mandado construir sobre el Gólgota -donde Jesús había sido crucificado entre ladrones-, un foro y un Capitolio dedicado a la trilogía Júpiter, Juno y Venus.
¿Dónde encontraron la cruz de Jesús?
De manera que cuando santa Elena llegó a Tierra Santa, mandó desbaratar dicha estructura y cavar hasta encontrar las reliquias sepultadas en ese lugar: halló
fragmentos de las tres cruces: la de Jesús y las de los ladrones. Dejó un fragmento de la Cruz en Jerusalén, llevó otro a Roma, y de éste salieron incontables astillas que fueron repartidas en distintas iglesias de todo el mundo.
Santa Elena también llevó un poco de tierra del Gólgota a Roma, y la esparció en un salón de su palacio, conocido como Sessoriano, y ahí mandó a edificar una
Iglesia que recibió el nombre de Santa Cruz de Jerusalén.
Un gran número de albañiles edifican la Iglesia de la Santa Cruz en Jerusalén
Para erigir dicho templo, santa Elena empleó a un gran número de trabajadores de la construcción.
Los trabajos de construcción dieron inicio un 3 de mayo, y por esa razón en esta fecha se celebra litúrgicamente el Día de la Santa Cruz, a la que en México se encomiendan muchos fieles devotos, pero principalmente albañiles, arquitectos e ingenieros.
Cabe señalar que los fragmentos más grandes de la Cruz de Cristo se encuentran custodiados en la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén (Roma). En la misma Basílica se conserva un clavo de la Pasión, así como dos espinas de la corona, un fragmento de madera del letrero de INRI, y el brazo transversal de la cruz del buen ladrón, aunque en una capilla aparte.
Este importante templo edificado por instrucción de Santa Elena fue remodelado en 1144 por Su Santidad el Papa Lucio II, quien dispuso un equilibrio basilical y la dotó de un pórtico y de un alto campanario. (CON INFORMACIÓN DE: DESDE LA FE)