•Las obras públicas en Michoacán avanzan a paso lento y con serios riesgos de quedar inconclusas lo que ha encendido las alarmas entre el ojo de los ciudadanos.
Morelia, Michoacán; a 28 de julio de 2025.-A cuatro años del inicio del actual gobierno estatal, la gestión de Rogelio Zarazúa Sánchez al frente de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP) se ha convertido en sinónimo de retrasos, sobrecostos y una preocupante falta de transparencia. Lo que en su momento se presentó como un ambicioso plan de transformación para Michoacán, hoy es un cúmulo de promesas rotas, obras inconclusas y decisiones administrativas que huelen más a negocio privado que a servicio público.
Las irregularidades son evidentes. Licitaciones entregadas a empresas con las ofertas más caras como Grupo Inmobiliario Herso S.A. de C.V. y Asociados Constructores Urvic S.A. de C.V que levantan serias sospechas de favoritismo y corrupción, en el caso del contrato DCC/LPE/FAFEF-02/2025, se eligió a Herso por un monto de casi 790 millones de pesos para la construcción del segmento 4 del segundo anillo periférico de la capital michoacana, a pesar de que su propuesta no era la más económica, lo mismo sucedió con Urvic y el contrato por más de 531 millones, aun cuando había al menos cuatro propuestas más accesibles. ¿Qué criterio se siguió? Todo apunta a una lógica de conveniencia y no de eficiencia.
Un caso similar ocurre con el contrato DCC/LPE/FAFEF-01/2025 con la empresa Asociados Constructores Urvic, S.A. de C.V., a la cual se le pagarán 531 millones 443 mil 169.35 para la realización de la construcción del segmento 5 del Segundo Circuito Periférico de Morelia, en donde se hace denostar que algunas de las empresas contrastadas además se ser propuestas caras son favoritas de Zarazúa Sánchez
El llamado “Paso Morelos” es otro ejemplo del desastre operativo encabezado por Zarazúa. Iniciado con la empresa Cortés Palma y Compañía Constructora, se rescindió por un rezago de más del 20%, solo para ser asignado sin licitación a Supra Construcciones por más de 154 millones de pesos, una obra que, además, tardó dos años más de lo prometido en estar totalmente habilitada y así es como opera la SCOP: sin planeación, sin control y sin consecuencias.
El esquema de obras multianuales, defendido por Zarazúa como una estrategia financiera responsable, se ha convertido en un lastre para las propias constructoras en donde bajo esta fórmula, las empresas deben financiar las obras de su bolsillo y esperar hasta 2027 para recibir el pago completo, no es de extrañar que cada vez más contratistas denuncien atrasos en los pagos, trabas burocráticas y desorganización dentro de la SCOP y el riesgo de abandono de obras es real, y el responsable tiene nombre y cargo.
Zarazúa Sánchez no solo ha fallado en su gestión; ha convertido la SCOP en una caja negra de contratos dudosos, empresas recicladas y resultados mediocres, mientras las promesas se desmoronan, él sigue defendiendo lo indefendible: un modelo que no funciona, que perjudica al sector, y que le está costando caro a Michoacán rumbo al fin de la actual administración estatal.