Morelia, Michoacán

Han pasado 14 años del atentado donde Minerva Bautista sobrevivió a una lluvia de más de 2 mil disparos de grueso calibre, que destrozaron su camioneta blindada aquella noche del 25 de abril de 2010, cuando regresaba de la inauguración de la Expo Feria Michoacán, siendo ella Secretaria de Seguridad Pública en el gobierno del entonces perredista Leonel Godoy.

A la distancia, aún se le eriza la piel al recordarse bajo aquel fuego letal y revela que, por un momento, pidió a sus escoltas que mejor la mataran antes de ser abatida o capturada por los sicarios, quienes se toparon con el blindaje tres de su camioneta, a la que le cerraron el paso con un tráiler antes de iniciar la artera metralla.

“Decían (los sicarios) ‘bajen a la vieja, bájenla’, es cuando yo les digo a los escoltas, porque, aunque yo traía arma, el arma y el casco estaban atrás (en la cajuela) ‘yo no traigo arma, pero si llegan a abrir la camioneta, no dejen que me bajen, ustedes mismos me matan’”, narró la hoy líder del PRD en Morelia, en entrevista durante el programa Casilla 24, de Primera Plana MX.

  • ¿Qué pasó por tu mente cuando sufriste ese atentado?

La reflexión que haces en esos pocos minutos es valorar la vida y cómo en cuestión de segundos puede cambiar todo. Por eso hay que vivir cada momento como si fuera el último de tu vida. Las personas que participaron en esto eran jóvenes, muy jóvenes, y hoy, a 14 años, la situación de inseguridad sigue presente. La estrategia no ha dado certeza ni ha dado resultados. Si desde esa época hubiésemos tomado medidas serias, responsables, hoy tendríamos otra realidad. Está más que equivocada la estrategia nacional.

  • ¿Cuál fue tu reacción al estar bajo fuego?

Primero, tratar de guardar la calma, no podíamos ponernos histéricos, porque eso podría haber sido fatal para nosotros. Habíamos sido capacitados en una academia que había de muy buen nivel en Michoacán, donde recibimos varios cursos sobre qué hacer en momentos de crisis. Nos recomendaron, en estos casos, no quedarte en el asiento, sino tirarte en el piso y guardar la calma.

Empezamos a hacer llamadas, no desde el celular, sino por la radio, porque en ese momento supimos que habían tenido participación también los mismos policías. Policías que estaban en la Feria avisaron cuando salimos para ellos (los sicarios) calcular en qué momento íbamos a llegar a ese cruce. Le hablamos al gobernador (Leonel Godoy), al mismo Ejército para darles nuestra ubicación. Cuando no llegaba el apoyo, le hablé al director y le pedí me dijera si él fue quien nos puso, ya para no estar perdiendo el tiempo y que quede, al menos, la grabación. Después confirmamos que sí hubo participación (de policías).

Perdieron la vida dos compañeros, cuatro sobrevivieron, aunque heridos. En mi caso fueron puras esquirlas, ninguna herida de bala. Cuando salgo estoy bañada en sangre, pero por esquirlas, de las cuales todavía tengo muchas (encapsuladas en el cuerpo).

  • ¿Te diste cuenta cuando arrojaron una granada al interior de la camioneta?

Sí, porque primero tratan con un marro de romper el vidrio. Decían ‘bajen a la vieja, bájenla’, es cuando yo les digo a los escoltas, porque, aunque yo traía arma, el arma y el casco estaban atrás (en la cajuela) ‘yo no traigo arma, pero si llegan a abrir la camioneta, no dejen que me bajen, ustedes mismos me matan’.

  • ¿Tú les pides a tus escoltas que te maten?

Sí, les pedí eso, pero la verdad es que los escoltas están dispuestos a dar la vida por uno y en ese momento ellos me dijeron ‘primero nos morimos nosotros, pero a usted no la bajan’. Todavía se me pone chinita la piel al recordar esos momentos. Recuerdo que uno de los escoltas se desmayó al recibir un balazo en un ojo, pero el otro comandante siguió manejando la situación y esa calma y vibra que mantuvimos en ese momento ayudó muchísimo.

Es cuando tiran la granada adentro, otra debajo de la camioneta y no explotaron. Al final salimos con vida aún y cuando, al final, utilizaron un Barret y ese sí perforó la camioneta. Una bala me pasó rozando en la espalda, pero con tan buena suerte y siguiendo las recomendaciones de mis escoltas que me decían, ‘no se levante, no se levante’, salimos con vida. Se fueron pensando que a lo mejor ya estaba hecho (el encargo de ejecutarme). Desafortunadamente en esos hechos dos civiles también perdieron la vida.

  • ¿Había amenazas en tu contra, previo al atentado?

Sabíamos que había mucha injerencia de La Familia Michoacana dentro de la Policía Estatal, por eso se estableció el Centro de Control y Confianza, se empezaron a evaluar a policías y se les empezó a dar de baja, lo que generó mucho ruido. No había una amenaza directa hacia mi persona, pero sí hubo amenazas porque no dejaron instalar en la Feria lo que eran las maquinitas, la fayuca y todo eso. Esa vez se presentó Paquita la del Barrio y cuando salimos del recinto yo dije ‘ya no pasó nada’, pero se sentía una vibra extraña, veía las caras de los policías que seguramente sabían lo que iba a pasar enseguida. Cuando regreso (viva), vi caras de sorpresa.

Después me enteró que quien orquestó todo fue un expolicía, en ese entonces líder de La Familia Michoacana en Morelia y quien había matado, en 2009, al subsecretario Manuel Revueltas, en (avenida) Camelinas, y sí, una gente muy vinculada con policías estatales.

  • Has comentado que después del atentado recibiste una llamada del entonces presidente Felipe Calderón, ¿qué te dijo?

Me dijo que lamentaba mucho la situación, que contara con la protección y que íbamos a seguir trabajando, que por eso él estaba trabajando en aras de combatir a estos grupos. Nosotros siempre tuvimos la mayor apertura para colaborar en el tema de seguridad y hubo muchos resultados, a pesar de las diferencias que había de tipo político. Fueron momentos muy complicados para Michoacán en temas de seguridad.