Protectores de los animales ven necesaria la creación de leyes que rechacen toda práctica de abuso y de explotación
Daire Zúñiga / La Voz de Michoacán
Garantizar los derechos de los animales no solo requiere de un marco legal que los reconozca, sino también de la construcción de herramientas procesales que permitan una aplicación efectiva en casos concretos, afirmó la activista Brenda Yesenia Olalde Vázquez.
Durante la conferencia El Derecho Animal. Derechos para todos, dirigida principalmente a estudiantes de secundaria en las instalaciones de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), los panelistas discutieron el impacto del reconocimiento legal de los derechos animales, y contrario a una supuesta percepción de que esto podría entrar en conflicto con los derechos humanos, los activistas recalcaron que ambos pueden coexistir y complementarse dentro de las dinámicas constitucionales.
Olalde Vázquez, quien disertó sobre la dinámica de los derechos humanos con los derechos animales, resaltó que, aunque se han aprobado reformas para prohibir el maltrato animal e impulsar sus derechos como seres sintientes, no se han generado mecanismos para aplicar tales derechos.
Recalcó que estas acciones no precisamente suponen que se reconozca un derecho a los animales, y sostuvo que tampoco implica que las declaraciones de que son seres sintientes automáticamente generan acciones para garantizar sus derechos.
“Es necesario plantearlo y trazarlo de manera adecuada para que con estas categorías no se puedan tolerar prácticas que son incompatibles con los derechos de los animales”, expresó la ponente, al subrayar que el reconocimiento de la cualidad sintiente representa no promover y, principalmente, rechazar cualquier tipo de abuso y explotación en contra de otras especies, como las peleas de gallos, las corridas de toros y este tipo de actividades, además de las que se realizan en los parques zoológicos, los que -considera- deben reconfigurarse.
Por lo anterior, mencionó que es necesario encontrar formas de hacer justiciables los derechos de los animales, y rechazó que por supuestas cuestiones culturales se ejerza maltrato en contra de algunos animales en acciones que hacen apología de la violencia.
‘Se requiere regular la vida en sociedad’
En la misma ponencia, la activista Verónica Ortiz Cabrera, quien se hizo presente de manera virtual, mencionó que una vez que se ponen sobre la mesa los derechos de los animales, las reacciones de la sociedad pueden ser variadas, y los primeros cuestionamientos pueden estar relacionados con la pérdida de atenciones y de derechos de los seres humanos, además de que en algunas ocasiones resulta ofensiva la equiparación de ambas especies.
“Se hace necesario repasar algunos conceptos desde los que hacemos este planteo, recordar que todos somos animales y provenimos de un origen común, por eso tenemos tantas similitudes”, compartió Verónica Ortiz.
Apuntó que el lugar que se ha dado a los animales se ha visto influenciado por la supervivencia del hombre, la dominación hacia los mismos, una etapa de utilidad económica que persiste hasta la actualidad y una negación por parte del ser humano sobre su animalidad como factor diferenciador.
En su intervención, recalcó que el derecho es una herramienta para regular la vida en sociedad, y si bien las instituciones tienen rasgos de estabilidad, expresó que las garantías individuales son modificables y acompañan a la sociedad, por lo que el hecho de que los animales no hayan sido incluidos como sujetos de derecho, no implica que en la actualidad no se puedan crear mecanismos para integrarlos dentro del sistema jurídico.
Ortiz Cabrera mencionó que el impulso al reconocimiento de los derechos a los animales “no pretende negar los derechos humanos, sino que se establece la relevancia moral de esta especie para su atención como seres sintientes y conscientes”, y agregó que el principio de no causar dolor o sufrimiento a ningún ser que pueda experimentarlo genera obligaciones directas hacia los animales.
En este sentido, citó que la dignidad es uno de los conceptos que separa a ambas especies, pues la idea de la dignidad humana está sujeta a un estado de derecho, lo que no implica que no exista una idea de integridad de los animales, misma que se basa en el reconocimiento a la libertad, las condiciones en que vive, su identidad natural y su no cosificación, además del cuidado y respeto de su hábitat.