Bloque Negro

En medio de la encarnizada guerra de los grupos delincuenciales por el control hegemónico de sus actividades ilícitas, el que una ciudad logre reducir los índices delincuenciales refleja un trabajo que, en materia de seguridad, va avanzando, como lo es el caso de Morelia.

Como parte de los resultados históricos, la ciudad de la cantera rosa no está dentro de la lista de ciudades con alerta de viaje que emiten los países de Canadá, Estados Unidos y Reino Unido, lo que refleja que algo se está haciendo bien.

Cambiar el cómo la ciudadanía percibe la inseguridad, no es fácil, menos con los ríos de noticias que a diario circulan por todos los medios posibles, pero las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reportan una disminución del 39 por ciento del robo a casa habitación; 42 por ciento de robo a negocio y un 59 por ciento de robo a transeúnte.

Esto no sería posible sin la implementación de una estrategia constante evaluada con base a resultados medibles, como la recuperación de vehículos que se elevó un 151 por ciento por parte de la Policía Morelia; así como un registro de un 133 por ciento más de personas probables responsables de la comisión de un delito consignadas ante la Fiscalía General de Justicia así como un 185 por ciento más de armas aseguradas.

El análisis del dato, el reconocimiento de otros países u órganos internacionales y los logros obtenidos, posicionan a la capital de Michoacán no solo como un destino turístico seguro, sino que también salió de la lista de las cien ciudades más peligrosas para la mujer.

Si bien es cierto que la coordinación de otras corporaciones ha formado parte de los logros, el plan municipal y la constante capacitación a sus elementos, ha permitido un importante avance en la materia.

Porque no debemos dejar de lado que la violencia que sigue palpable, en su mayoría, es generada por actividades relacionadas a delitos del fuero federal, competencia de la autoridad jurisdiccional que debe atender dicha problemática.

En su segundo periodo al hilo como presidente municipal, Alfonso Martínez Alcázar ha demostrado que con hechos y trabajo, además de voluntad política, puede ser un agente de cambio, generando condiciones favorables para el desarrollo del turismo en una ciudad que se vio severamente afectada durante la pandemia y que se sigue recuperando a paso firme.

No debo omitir el reconocimiento de la ciudadanía al gobierno local después de intervenir para detener las acciones delictivas de sujetos encapuchados que secuestraron y quemaron vehículos, -incluso una patrulla- en el legítimo ejercicio de su responsabilidad, compromiso, atribuciones y funciones.

Porque aunque para grupos –que más bien parecen mafias—se hace “uso excesivo de la fuerza” para replegar a estas pandillas, para el ciudadano común el poder transitar libremente sin temor a que te roben impunemente y a la vista gorda tu vehículo y/o mercancía, es de agradecerse.