Texto y fotos: Asaid Castro/ACG

Miriam Arreola, cocinera tradicional de la comunidad indígena de Tariácuri, en la ribera del Lago de Pátzcuaro, llega a Morelia en Boca 2024 con 20 años de experiencia culinaria y platillos que incluyen charales, mole con pollo y carne de cerdo en salsa verde, todo acompañado con tortillitas de maiz hechas a mano.

Desde pequeña, cuenta Miriam que ya cocinaba, pero fue su suegra quien la introdujo a las recetas de la ribera; ahora, comparte estas tradiciones en eventos como el festival, donde también aprovecha para lucir su vestimenta típica bordada con flores.

“Yo ya cocinaba desde chiquita, pero mi esposo es de la ribera de Pátzcuaro, y cuando me casé, mi suegra me enseñó los secretos de la cocina local”, relata con orgullo.

Entre los tesoros culinarios de su región, Miriam destaca el caldo de trucha y los tamalitos de pescado, platillos que representan el corazón de la cocina indígena de la ribera, donde los ingredientes frescos son sin más, la sazón de cada comida.

Esta es su segunda participación en Morelia en Boca, al menos como cocinera, pues antes asistía a este festival como ayudante de su suegra.

Miriam participa ahora en este festival que considera como una ventana al mundo y dice que es un honor que sus sabores sean apreciados por locales y extranjeros, quienes aplauden su talento en la cocina.

La cocina de Miriam no solo es comida, sino un legado, pues sus hijos, especialmente sus 2 hijas, están aprendiendo las recetas familiares; y es que a ella le gustaría que sus descendientes continúen con esta tradición, manteniendo viva su herencia.

En el festival, Miriam es apoyada por el Colegio Culinario, que le proporciona ayudantes para asegurar que sus platillos lleguen en su mejor forma a cada mesa, dos son suficientes para hacer de este espacio la mejor oportunidad para dar a conocer la riqueza de su cultura.

Miriam concluye que los comentarios de los extranjeros son mayormente positivos, y por supuesto, siempre moderando el picante cuando no los ve de tierra mexicana.

“Me limito a no hacer la comida tan picosa como en casa, para que todos la puedan disfrutar, ahí les arrimo sus salsitas para sí la quieren probar le pongan a su gusto”, comenta sonriente, adaptándose a sus visitantes.