En tanto que algunos migrantes hondureños y haitianos usan la creatividad para la venta de artesanías y conseguir dinero para sus gastos, hay otros que no y sólo les basta con estirar la mano.
Lo peor bien en aquellos que hacen uso de menores para generar compasión de los automovilistas o personas que incluso caminan por el lugar, pero más peor aún cuando hay a quienes les ofrecen alimentos, pero se ponen agresivos en exigencia de dinero.
Este último de los casos es de un haitiano que en ocasiones se coloca en el cruce del Río Chiquito, con avenida Guadalupe Victoria con a comportamientos vulgares en contra de quienes intentan ayudarlo con galletas y no dinero.