Migrantes centroamericanos rechazan albergue del INM, denuncian en Morelia haber recibido trato inhumano y condiciones precarias. Su destino es Monterrey, no Tijuana, y no pretenden cruzar a Estados Unidos de manera ilegal.

Morelia, Michoacán.-A la intemperie, sobre el frío suelo de concreto y bajo la sombra imponente de Ciudad Administrativa de Morelia (CAM) cerca de 30 migrantes centroamericanos, seis familias con 12 niños, este jueves cumplen ya cinco días a la espera de una ayuda que no llega.

En el campamento improvisado, sin casas de campaña ni abrigo suficiente, los menores son los más vulnerables, expuestos al viento helado de las madrugadas que les cala los huesos, y sin más opción que amontonarse entre cobijas raídas y lo poco que cargan consigo.

El frío ya empieza a hacer estragos: los más pequeños, con pies descalzos sobre el piso helado, tienen tos aguda y flemas, un reflejo de enfermedades respiratorias que apenas comienzan a aflorar.

En el campamento, el eco de la tos de dos pequeñas es desgarrador, un llamado de auxilio en un entorno que parece darles la espalda.

“Con está situación nuestros hijos están enfermando, hace mucho frío, mi niña ha parecido neumonía y me preocupa mucho, necesitamos medicinas para ellos”, comenta Adonis, un migrante colombiano.

Adonis contó que rechazaron la oferta de albergue por parte del Instituto Nacional de Migración (INM), pues se les pretendió tratar “como prisioneros”, condicionando su estancia a la entrega de teléfonos y prohibiéndoles salir durante cuatro días.

“Nos trataron con prepotencia; uno de los oficiales se refirió a una joven de forma insultante, diciendo que no era apta para hablar con él. Y decidimos no ir al albergue porque nos iban a privar de nuestra libertad, y no somos delincuentes”, relató.

Adonis subrayó que actualmente gozan de un permiso del INM para estar en el país 30 días; entretanto, aclaró que el destino del grupo es Monterrey, donde planean solicitar permiso para trabajar.

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Recalcó que ninguno de ellos pretende cruzar ilegalmente la frontera hacia Estados Unidos, sino hacerlo de manera legal a través de una vida humanitaria.

Sin embargo, mencionó que tanto el gobierno municipal como el estatal han dado la espalda a su situación:

“Hasta ahora, solo el dueño del menudo “El Magnate” y algunos vecinos nos han dado algo de comer, mientras que la Policía Municipal nos deja usar el baño. Pero necesitamos más; los niños están sufriendo”, lamenta.

A pregunta expresa, dijo que necesitan unos 10 mil pesos, por todo el grupo, para costear el viaje hacia Monterrey, ya que la autoridad municipal les consiguió un descuento de 50 por ciento de descuento.

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Para este grupo de migrantes de Venezuela, Honduras, Nicaragua, El Salvador y Perú la suma parece inalcanzable, mientras pasan día y noche soportando el hambre y el frío, con la esperanza de que las autoridades intervengan en su ayuda.