Eduardo García, quien fue deportado de EUA dos veces, es considerado uno de los mejores chefs de México.

Redacción / La Voz de Michoacán

Ciudad de México. La migración y la cocina van de la mano, desde recetas que cruzan fronteras hasta personas en movilidad capaces de sostener la industria restaurantera, según reflexionaron activistas y expertos en el conversatorio ‘Recetas para pertenecer: migración, trabajo y comunidad’ en la capital mexicana.

El chef mexicano Eduardo García, quien triunfó en México tras ser deportado de EE.UU., compartió que encontró su “destino” en la cocina, un oficio que eligió a los 16 años por no exigir papeles ni educación formal, luego de migrar con su familia a los 9 años a ese país.

“Yo no escogí ser cocinero. Para mí fue: tienes que trabajar y, ¿dónde no te piden papeles y educación? En la cocina o la construcción. Intenté en la construcción, pero estaba muy flaco, no tenía fuerza, entonces me metí a la cocina”, contó el chef, considerado uno de los mejores de México.

Tras ser dos veces retornado a México, en 2000 y 2007, García continuó desarrollando su carrera en la cocina y ahora es dueño de una empresa restaurantera, por lo que confía en que su historia puede inspirar a otros mexicanos deportados a cumplir sus sueños en su propio país.

“Como mexicano, si te toca regresar y trabajaste en la industria, aquí también existen oportunidades”, afirmó García.

Por su parte, Claudia Masferrer, especialista del Colegio de México (Colmex), resaltó la importancia de facilitar los procesos de integración de la población migrante deportada, refugiada o en movilidad en México, donde tan solo en 2023, se recibieron 140.000 solicitudes de asilo.

“Quizás no todos van a ser tan exitosos como el chef Lalo, pero facilitar las condiciones para que la gente pueda pasar por este proceso inicial de duelo con la llegada forzada y luego ya hacer su vida”, planteó Masferrer.

La experta apuntó que una gran cantidad de personas retornadas están llegando a México “con mucha experiencia en cocinas, en restaurantes, pero también en la industria de la construcción, en servicios, incluso en trabajos calificados”.

No obstante, la representante de Colmex advirtió que muchas veces los migrantes no tienen forma de comprobar su experiencia, por lo que hizo un llamado a los empleadores a comprender que la integración implica facilitar los trámites con menos requisitos de los que normalmente se pedirían.

Igualmente, Alejandra Carrillo, de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), destacó el ‘Programa de integración local’, que identifica a refugiados en la frontera sur para trasladarlos al centro y norte del país, donde se les vincula laboralmente, gracias a alianzas con más de 600 empresas.

Carrillo subrayó la importancia de la inclusión de las personas en situación de movilidad, especialmente en la industria gastronómica, donde existe la oportunidad de “enriquecer las cocinas, los saberes, los sabores y las recetas”.

“Cada receta trae una historia (…) Las personas viajan con esas historias, con esa recetas, y (el reto es) cómo podemos generar las herramientas para que las empresas y cocinas puedan incluir a esas personas”, expuso la representante de la ACNUR.