El Derecho a la Ciudad
MÁS ALLÁ DE LA GENTRIFICACIÓN
Salvador García Espinosa
El pasado viernes 4 de julio (fecha de celebración de la Independencia de los Estados Unidos), se realizó una marcha de protesta en la CDMX que, a diferencia de muchas otras que de forma cotidiana se presentan. Hubo aspectos relevantes que llaman la atención (xenofobia y vivienda) y que busco destacar, a fin de evitar caer en interpretaciones pragmáticas y erróneas que ubican al proceso de gentrificación como el origen del problema.
Comenzaré por mencionar que el término de gentrificación es un neologismo que procede del inglés, se deriva de gentry que, en Inglaterra, refiere a una clase social de la baja y media nobleza. Lo acuñó una socióloga de nombre Ruth Glass, en 1964, para describir la invasión que en algunos barrios obreros, cercanos al centro de Londres, realizaron individuos de clase media; al adquirir una propiedad residenciales deteriorada, misma que rehabilitaban, lo que traía como consecuencia el aumento en los precios de la vivienda, haciendo atractiva la venta por parte de los obreros y que paulatinamente se reubicaban en otras zonas de la ciudad, proceso que se calificó como una expulsión paulatina de las clases obreras que originalmente habitaban el barrio.
Algo similar acontece en todas las ciudades, en mayor o menor medida, de la misma forma en la que los primeros inmuebles de una urbe se van transformando, como el caso de inmuebles religioso a equipamientos administrativos u hoteles. En otros casos han sido demolidos y sustituido por otros más contemporáneos. La ciudad, es dinámica, siempre está en constante transformación, ejemplo son, aquellas zonas habitacionales que conformaban la periferia y con la expansión de la ciudad se han convertido en zonas intermedias donde predominan los comercios y servicios y el uso habitacional se ha desplazado a otras zonas, menos caras y más tranquilas.
Está el caso de barrios o zonas habitacionales que fueron albergando usos habitacionales y poco a poco se van consolidando como zonas residenciales cuya población tiene mayor poder adquisitivo que sus residentes originarios. Tal es el caso de Santa María en Morelia o Coyoacán en la CDMX. Lo relevante del caso es comprender que muchos de estos cambios, se han incentivado a partir de la realización de obras relevantes, de inversión pública o privada, como la edificación de un estadio, universidad, teatro, unidad administrativa, paso a desnivel, entre muchos más, que inevitablemente influirán en el valor del suelo, sea para su aumento de plusvalía o en detrimento de su valor. El problema central se deriva de la desigualdad socioeconómica y los beneficios del mercado inmobiliario. La gentrificación no es un tema exclusivo de migración, sino de la desigualdad de clases y poder económico.
Lo anterior trae como consecuencia un cambio social, toda vez que algunos propietarios optarán por vender y otros simplemente por cambiarse a zonas más tranquilas y alejadas de bullicio urbano; de ahí que se asume que, en todas las ciudades, los procesos de revitalización de sectores degradados o de renovación urbana, generan la llamada gentrificación.
Es inevitable observar que detrás de la manifestación se identifica y resulta preocupante, un espíritu de xenofobia, a decir de los convocantes el objetivo de la marcha, fue “reclamar la presencia de extranjeros, el encarecimiento de los servicios y el precio de la vivienda en la zona que, ha provocado el desplazamiento de los capitalinos”. Carteles y consignas señalaban: “Aquí se habla español”, “Gentrificación no es progreso, es despojo” y “Fuera gringos”, entre muchos otras más que, resulta inevitable relacionar con lo que acontece en los Estados Unidos y la política contra inmigrantes mexicanos. Una evidencia son aquellas zonas de la CDMX que se conoce por ser habitadas en su mayoría por personas de origen oriental, así como de origen judío o de medio oriente; en contra de quienes no se registran protestas.
En un mundo que se caracteriza por la globalización, para algunos, visitar colonias como la Roma o Condesa, es una verdadera experiencia cosmopolita por la diversidad de idiomas, gastronomía y costumbres; toda una riqueza cultural. Sin embargo, no lo es para todos. Una encuesta de El Financiero publicada a inicios de julio señala que el 41% de las personas cree que las personas extranjeras benefician mientras que 51% cree que la perjudican; se observa un rechazo mayor entre la población adulta y con menores estudios que entre los jóvenes.
La preocupación no es menor, organismos empresariales han manifestado su preocupación por los daños ocasionados a la imagen de la CDMX en el ámbito mundial, de cara a la realización de la Copa Mundial de la FIFA en 2026.
La segunda vertiente de la protesta y tal vez, la más preocupante se relaciona con la vivienda y por cuestiones de espacio se abordará la próxima semana.