Mirador ambiental

Las voces de los pobladores se escucharon fuerte: “Desde hace 15 años hemos hecho este reclamo, lo tenemos documentado, cada año venimos para acá para reclamar el agua que debe correr hasta Santas Marías y los aguacateros no quieren escuchar”.

“El de aquí ha sido convocado en los últimos meses tres ocasiones, para llegar a un acuerdo conforme a derecho, y como ahora, nos ha dejado plantados”.

Hasta la hoya concentradora llegó un centenar de pobladores de Santas Marías, Etúcuaro, Sangarro, Ucasiro y Terrenate, con sus respectivas autoridades, pidieron hablar con el dueño de la huerta y de las hoyas a las que lleva toda el agua de los manantiales que nacen en el entorno y que nada dejan para los pobladores. Esperaron sin éxito.

Los pobladores llegaron al acuerdo de tomar el agua que históricamente les ha pertenencido, pero que les ha sido robada por los aguacateros sin que la autoridad competente haya hecho absolutamente nada en 15 años en favor de su derecho.

“Con otros aguacateros, en otros lugares del municipio, hemos logrado acuerdos para distribuir el agua, porque nosotros sí creemos en que el agua es de todos y para todos, pero éste por completo nos ha ignorado y no quiere llegar a los acuerdos para reconocer nuestro derecho al agua.

Cuando estas huertas llegaron a la Pitaya nuestro pueblo ya estaba aquí hace más de 300 años, y Etúcuaro ya estaba aquí antes de la llegada de los españoles.”

Para cumplir el acuerdo, los pobladores rompieron el bordo de la hoya para dejar correr el agua que les pertenece y pusieron bajo resguardo de la autoridad de la comunidad la bomba que se llevaba 4 pulgadas para diversas hoyas, incluso para regar arándanos en plantíos ubicados en la otra cuenca, en Nieves.

Lo que ha ocurrido con esta acción tiene como origen la ausencia plena de las instituciones competentes del Estado que han permitido la proliferación del cambio de uso de suelo, la construcción de hoyas sin estudios de impacto ambiental, sin permiso para cambio de uso de suelo y sin autorización de protección civil para asegurar la viabilidad de las estructuras.

Durante el recorrido que hicieron los pobladores pudieron constatar, por enésima vez, que sigue creciendo el cambio de uso de suelo para instalar huertas, encontraron nuevas áreas de tala ilegal y construcción de represas en los causes de los ríos para bombear el agua.

Los ríos y arroyuelos de tierras bajas sólo contienen piedras y polvo. Esta dramática realidad está tronando en más pueblos como Ucasiro, Las Cidras, Etúcuaro, Terrenate y Sangarro. La inconformidad está llegando hasta San Diego Curucupatzeo y en la parte poniente del municipio en Cerro Blanco y el Gatal lo mismo ocurre.

El agua de Madero llega —y ahora está—, en más de 850 hoyas construidas en la zona alta donde está la franja aguacatera de Madero. Tantas huertas ilegales están castigando a la mayoría de los maderenses y todo con la ausencia cómplice de las autoridades correspondientes.

Acá se espera no llegar a pedir que haya una patrulla policiaca en cada río para evitar el bombeo ilegal de agua hacia las hoyas, se pide, se exige, el abatimiento de las hoyas ilegales que no son usadas para el consumo humano sino para regar exclusivamente aguacates. Simplemente que se apliquen las leyes y se garantice el derecho humano al agua de los maderenses.

Para la semana entrante se espera una coordinación masiva de pueblos para recorrer los causes del río Porúas, sobre cuyas aguas la comunidad indígena de Etúcuaro sí tiene los derechos de uso, pero sus aguas que mueven la hidroeléctrica de San Pedro son robadas por decena de bombas que huachiolean el río en la zona de huertas con cambio de uso de suelo.

En Madero el conflicto por el agua ya tronó exhibiendo la ilegalidad, la ausencia gubernamental, el pisoteo de los derechos humanos, la barbarie y la codicia de los cultivadores ilegales de aguacate.