Un despojo con estallamientos precarios de utopías propias: la danza perpetua de la vida oponiéndose a la muerte.

Gustavo Ogarrio / La Voz de Michoacán

Eduardo Galeano (1940-2015), fue un escritor uruguayo cuya obra está concebida en perspectiva decididamente latinoamericana; escribió un libro bisagra en el modo contemporáneo en que se interpreta la imagen de América Latina: “Las venas abiertas de América Latina” (1971). Este libro no sólo es ya un clásico de nuestra literatura política, también es un texto con resonancias perturbadoras para las clases dominantes en América Latina, en este libro Galeano expone con acento trágico el comportamiento criminal de algunos Estados latinoamericanos: “Nadie rinde cuentas, nadie brinda explicaciones. Cada crimen es una dolorosa incertidumbre para los seres cercanos a la víctima y también una advertencia para todos los demás”.

Si bien en este libro Galeano ya ensaya una prosa desplegada a través de metáforas, símiles y poesía casi narrativa, en su trilogía “Memoria del fuego” ya alcanza esta articulación de géneros literarios y políticos que son también absolutamente ya su propio estilo: “En lo alto de las montañas, los indios de Guatemala entierran el ombligo y presentan al niño ante el abuelo volcán, la madre tierra, el padre sol, la abuela luna y ante todos los poderosos abuelos, y les piden que den protección al recién nacido contra el daño y el error”. La literatura de Galeano se alimenta de historias y mitos latinoamericanos, es en sentido estricto la “otra” historia de los pueblos latinoamericanos: la historia de un longevo despojo contra las sociedades latinoamericanas, contra obreros, indígenas, mujeres… Un despojo con estallamientos precarios de utopías propias: la danza perpetua de la vida oponiéndose a la muerte. Afirma Galeano al final de “Memoria del fuego”: “yo me siento más orgulloso que nunca de haber nacido en América, en esta mierda, en esta maravilla, durante el siglo del viento”.