Intelectuales de las comunidades originarias participaron en el conversatorio “Gobernar con Legitimidad”.

Abril García / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. En un intento de desentrañar lo que significa la jurámukua en la lengua purépecha y de imaginar sus posibles traducciones al español, intelectuales de las comunidades originarias participaron en el conversatorio “Gobernar con Legitimidad” dentro del marco del seminario “Resistencias indígenas y diálogos interculturales” realizado por el Colegio de Michoacán.

De acuerdo con los investigadores, la jurámukua se define “como la normativa que comprende valores éticos, morales, jurídicos, religiosos y sociales cuya naturaleza es cuidar, aplicar y mantener el orden con un objetivo común”, explicó Moisés Franco Mendoza. Sin embargo, se trata de un concepto con matices culturales, históricos e, incluso, espirituales.

Debido a que se trata de un concepto que data de la época prehispánica, transfigurado durante el periodo virreinal, conserva una carga simbólica que remite a los mandatos que trascienden el aspecto humano y se aproximan al aspecto divino. Así mismo, pareciera tratarse de una palabra empleada para referirse a un decreto, una ley, un poder o una autoridad. De modo tal que se trata de un concepto y, a la vez, como una práctica.

Para Néstor Dimas Huacuz, se refiere a la toma de decisiones comunitarias de elección de las autoridades y, al mismo tiempo, a la persona que ostenta el cargo de autoridad representando la voluntad popular. “No es solo el que dicta, el que hace o el que realiza los mandatos de la comunidad, sino que es la persona que tiene que acatar las condiciones reales de lo que la comunidad le indique según la estructura”, expuso.

Sin embargo, no se trata únicamente de aquel que está en un cargo de elección o de gobierno, sino alguien que se hace escuchar a través de su voz, misma voz que tiene resonancia porque hay un pueblo que escucha y es consecuente con la persona que elige, dotándole de una carga de respeto, dignidad y legitimidad como voz del pueblo, apuntó Benjamín Lucas Juárez. Así, la responsabilidad no recae únicamente en el individuo, sino en la colectividad.

Por otro lado, algunas de las acepciones del concepto, lo establecen como aquello que sirve a la comunidad para mantener el estado de las cosas, permitir la convivencia comunitaria y “mantener a los pueblos purépecha con la madurez política que han conseguido”.