La reforma se ve como una medida populista y demagógica: “¿Te caen gordos esos pelafustanes porque ganan un dineral? Ya puedes ser uno de ellos y vivir el sueño y demostrar que lo suyo no es gran cosa, que cualquiera puede hacerlo”

Jorge A. Amaral

Los recientes hechos de violencia en Sinaloa son el resultado de una “pax narca” y la debilidad de un Estado incapaz de enfrentar a los cárteles por todo lo que está en juego, y no hablo sólo de vidas humanas y enormes recursos financieros, sino de toda la información que puede salir a la luz si el Estado mexicano decide enfrentar directamente a uno de los cárteles que más han engordado los bolsillos de los gobernantes, funcionarios, militares y policías de todos los niveles desde la década de los 80.

Desde la captura del Chapo Guzmán, la facción de sus hijos entró en una especie de “guerra fría” con la facción del Mayo Zambada. Entraron en una dinámica de mostrarse las armas y realizar algunas agresiones aisladas. Los Chapitos, aunque poderosos, quizá sabían lo que implicaba enfrentar al capo más viejo y de mayor arraigo en el imaginario popular en México.

Pero entonces los Chapitos hicieron una jugada en la que sabían que arriesgaban mucho: la entrega de Joaquín Guzmán López y la colaboración de éste a cambio de reducir el asedio norteamericano. Pero fueron incluso más allá: entregaron al gobierno de Estados Unidos al Mayo Zambada. El motivo de esto, según analistas, fue negociar beneficios tanto para Joaquín Guzmán López como para su hermano, Ovidio. Una jugada que pareciera traición, pero en realidad parece ser ajuste de cuentas, pues hay que recordar que Vicente Zambada decidió entregarse y colaborar a cambio de lo mismo: reducir el asedio y luego negociar una pena más reducida. De ahí que tanto Vicente Zambada como su tío Jesús Reynaldo dieron santo y seña de todo cuanto sabían durante el juicio que hundió al Chapo en una sentencia de cadena perpetua, mientras Vicentillo hoy es un hombre libre que se pasea por Estados Unidos y Rey Zambada, también en libertad, hasta se dio el lujo de iniciar una carrera como cantante de música norteña con canciones de amor que, dice, escribía mientras estaba en la cárcel.

Por todo eso, los Chapitos se la jugaron y pusieron en manos del gobierno de Estados Unidos al considerado decano de los capos mexicanos. Así, entre eso y la colaboración para dar información sobre las operaciones del cártel, el narcotraficante que llegó a viejo sin nunca haber pisado la cárcel fue sacrificado en un enroque y, dicho en términos muy llanos, dados los beneficios penales que con su entrega buscó Joaquín Guzmán López, el mentado “señor del sombrero” se convirtió en un simple cupón de descuento.

Ahora, como siempre, quienes padecen por esas jugadas son los ciudadanos de Sinaloa y estados vecinos, que hoy están en medio del fuego cruzado entre quienes se disputan el control de una de las empresas criminales con más dividendos a nivel internacional y que más terror han sembrado en México.

La reforma parcial

Por fin fue aprobada la reforma judicial y está en vías de aprobarse en los estados para armonizarla. No le diré si estoy a favor o en contra, no estoy para andar eligiendo bandos, pero sí le comento que a esa reforma le falta mucho para resultar eficiente, para que sus beneficios lleguen a la ciudadanía.

Con la remoción de jueces, magistrados o ministros el pueblo no gana nada, sólo mucha gente que no es de base perderá su trabajo, lo bueno es que con esos sueldos de majadería deben de tener buenos ahorros, así que no es como si usted o yo nos quedáramos sin chamba. Por otro lado, al quedarse sin trabajo tendrán que buscarle. Ellos dicen que son bien chichos, así que todos esos abogados, que conocen el entramado kafkiano del sistema judicial, no batallarán para litigar exitosamente y seguirán siendo adinerados y exitosos.

Vendrá la elección de representantes del Poder Judicial y el pueblo no ganará, sólo se verán beneficiados quienes tengan los conectes en los poderes Legislativo y Ejecutivo para ser presentados en ternas y, si sus contactos son firmes, lograr el puesto. Decía el diputado morenista

 Sergio Gutiérrez Luna que con esto de elegirlos íbamos a tener jueces, magistrados y ministros cercanos al pueblo. Hay que ser iluso. Váyase al Congreso del Estado o a su alcaldía más cercana, pregunte por el mandamás y verá si son cercanos a usted, el pueblo, así que esa patraña sólo en Morena se la creen como quien se engaña con una hoja de lechuga imaginando que es una rebanada de pizza.

Salvo algunas minucias, como el plazo máximo para la resolución de los casos, la reforma judicial es sumamente parcial y hasta superficial, porque no se mete al sistema de justicia. Se habla mucho de jueces corruptos y oligarcas que sueltan criminales, pero los pregoneros de la reforma no dicen nada de las fiscalías y el desaseo de los agentes y ministerios públicos a la hora de integrar las carpetas de investigación.

La carpeta de investigación es una herramienta crucial para la impartición de justicia, ahí se concentra toda la información referente a un caso, y por ello debe consignarse sin descuidar un solo detalle, y para eso los agentes de la fiscalía están preparados, muchos de ellos como egresados de la licenciatura en Derecho y luego capacitados en cuestiones de investigación y todo lo que implica su labor, sin olvidar el marco normativo para realizarla. Pero se han dado muchos casos en que, por el desaseo en la carpeta de investigación al consignar datos de forma tan errónea que hasta parece intencional, o de plano por omitir detalles importantes, en muchas ocasiones, al no poder sostenerse la imputación mediante elementos de prueba, al juez, que se rige bajo un estricto marco legal, no le queda más que soltar al imputado, simple y sencillamente porque la fiscalía no le dio los suficientes elementos probatorios para ganarle la partida al abogado defensor, que también hará todo su trabajo para detectar cualquier anomalía, cualquier inconsistencia. Es su trabajo y de eso vive.

Usted me dirá que las fiscalías no pertenecen al Poder Judicial, y es verdad, pero el trabajo que hacen es una parte fundamental en la labor de jueces y togados que los acompañan, así que el trabajo debe ser integral.

Por eso la reforma se ve como una medida populista y demagógica: “¿Te caen gordos esos pelafustanes porque ganan un dineral? Ya puedes ser uno de ellos y vivir el sueño y demostrar que lo suyo no es gran cosa, que cualquiera puede hacerlo”.

Por otro lado, ahora es bien chistoso que los panistas que tanto criticaban al magisterio cuando se opuso a la reforma educativa, llamándolos “huevones” y demás adjetivos, ahora actuaron incluso peor al reventar el Senado e irrumpir como cuando los supremacistas idiotas que siguen a Trump tomaron el Capitolio de Estados Unidos. Desde antes de las campañas electorales sabían que esto iba a suceder, sabían los planes de AMLO y, aun así, perredistas, panistas y priistas hicieron la campaña más ridícula, torpe y mediocre que se haya visto en este país, lo que los llevó a la derrota y, con eso, a no tener suficientes canicas para jugar en el Congreso de la Unión y en muchas legislaturas locales. Así que ahora, por mucho que se quejen, no hay gran cosa que puedan hacer. Lamento informarles que no son la resistencia. Es cuánto.

2. ‘Cuban dance party’

No sé si se acuerde, pero le comenté la semana pasada que íbamos a estar platicando de 25 discos para acercarse al jazz latino. Hoy, en la segunda entrega, “Cuban dance party”, de Bebo Valdez y lanzado en 1959.

Este disco fue grabado en La Habana por Everest Records y destaca por la calidad de su sonido estéreo, muy superior a los discos de la época en la isla. Con una portada que hace alusión a Fidel Castro (una gorra militar con la leyenda “26 julio”), el disco se grabó antes de que el pianista huyera de Cuba con la esperanza de que el régimen revolucionario durara poco.

“Cuban dance party” es totalmente instrumental y la Orquesta Sabor de Cuba se luce en la interpretación de chachachás, mambos y afros, tanto de autoría de Bebo Valdez como de otros músicos, temas que hoy son clásicos de la música cubana como “El manicero”, “Babalú” o “El cumbanchero”.

Así, al ser música cubana pero interpretada con el sonido de las big band, es un vistazo a la edad dorada tanto de los músicos que salieron de la isla a inundar con su sonido a todo el continente y a las orquestas majestuosas que marcaron la edad de oro del jazz.

Sírvase un ron, suba el volumen, póngase una bocina a cada lado de la cabeza y sólo déjese llevar. Más tarde que temprano estará bailando. Salud.