Dramaturgo, novelista, compositor y más, buscó su vocacion en la fiesta de la palabra

Jaime Vázquez colaborador de La Voz de Michoacán

José Sergio Alejandro Magaña Hidalgo nació el 24 de septiembre de 1924 en Tepalcatepec, Michoacán. Decía que su madre, capitalina, era descendiente de un pariente del cura Hidalgo. Su padre, Luis G. Magaña, michoacano, formó con doña Eulalia Hidalgo una familia con 12 hijos. El más pequeño fue Sergio, el “postizo, de palomita de San Juan”.

En Tepalcatepec vivió cinco años. Estudió en la Ciudad de México en una primaria ubicada en la calle de Guatemala. Ya preparatoriano, estudió en San Ildefonso.

Escribió teatro y novela, incursionó en el cuento y el ensayo, compuso música, hizo canciones y vivió la bohemia con amigos; la fiesta de la palabra y la risa, la crítica y la creación.

En 1951 se estrenó en el Palacio de Bellas Artes su pieza teatral Los signos del zodiaco, dirigida por Salvador Novo, en aquellos tiempos director del departamento de Teatro del INBA.

El joven dramaturgo tenía 27 años. Buscando su vocación pasó por las escuelas de Ciencias Químicas y Derecho. Descubrió la Facultad de Filosofía y Letras, conoció a Emilio Carballido y a la “pandilla” que se reunía en cafés para compartir ideas, conversar, bromear y afilar el espíritu creativo. Los “pandilleros” eran Rosario Castellanos, Ricardo Garibay, Jaime Sabines, Dolores Castro y el grupo de centroamericanos: Carlos Illescas, Ernesto Mejía Sánchez, Tito Monterroso. Magaña encontró en ellos, en ese ambiente, en la escritura y el teatro su verdadera casa.

Su paso al cine fue en 1958, con dos películas de Alfonso Corona Blake: La mujer y la bestia y Sed de amor. En La mujer y la bestia, interpretada por Ana Luisa Peluffo y Carlos Cores, Magaña escribe los diálogos para la historia de Corona Blake, Fernando Galiana y Óscar Brooks.

Sed de amor, filmada en Janitzio y Pátzcuaro, es su incursión en el guionismo, junto con Corona Blake, José María Fernández Unsáin y Alfredo Varela. Comparten créditos Silvana Pampanini, Pedro Armendáriz y Ana Luisa Peluffo.

Adapta el cuento de Charles Perrault, junto con Roberto Rodríguez, y lo transforma en Caperucita y Pulgarcito contra los monstruos (1960), con los niños María Gracia y Cesáreo Quezadas. Ese mismo año, de la mano con Rodríguez, adapta otro cuento de Perrault, El gato con botas, estelarizada por Rafael Muñoz “Santanón”. 

En 1962, once años después del estreno en el Palacio de Bellas Artes, Sergio Véjar toma Los signos del zodiaco para el cine, historia coral de los inquilinos de una vecindad de la Ciudad de México, que traza un microcosmos de la realidad nacional; actúan Kitty de Hoyos, Angélica María, Blanca de Castejón, Pilar Souza y Luis Bayardo, entre un numeroso elenco.

Compuesta de tres relatos, Viento distante (1964) reunió dos cuentos de José Emilio Pacheco y uno de Sergio Magaña, Encuentro, dirigido por Sergio Véjar. La película obtuvo el cuarto lugar en el primer Concurso de Cine Experimental en 1965.

Otra de cuentos, El cuerpazo del delito (1970) reunió a Magaña y a Véjar en la adaptación del guion de Raúl Zenteno para el episodio La seductora, comedia picante estelarizada por Elsa Aguirre y Fernando Luján.

Véjar realiza además Los años vacíos (1970), sobre un argumento de Magaña, con Elsa Aguirre y Joaquín Cordero en los estelares.

Los motivos del lobo es una pieza para teatro que Magaña escribió en 1965, sobre un caso de nota roja. Magaña preparó el guion para el cine. Arturo Ripstein, en la dirección del proyecto, eligió otro tratamiento sobre la misma historia, escrito por José Emilio Pacheco. El resultado: El castillo de la pureza (1972), la historia de Gabriel Lima (Claudio Brook), patriarca que encierra a su familia en una casona para evitar que la sociedad los contamine.

Sergio Magaña aportó a la escena obras fundamentales, entre ellas Los signos del zodiaco, Moctezuma II, Santísima, que enriquecieron el acervo cultural. En el centenario de su nacimiento, el perfil de Sergio Magaña es el del creador de una dramaturgia mexicana, moderna, que trasciende el costumbrismo y logra una visión realista impregnada de poesía.   


Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital zonaoctaviopaz.
@vazquezgjaime