Cada quien, de acuerdo con su actividad, participan en el rejuego y se aglutinan para “cachar” lo que es aventado desde los balcones.
Angelica Ayala, colaboradora La Voz de Michoacán
Pátzcuaro, Michoacán.- El Jueves de Corpus en la región Lacustre es de las celebraciones más importantes por el significado que representa para los pueblos purépechas, al ser una manera de agradecimiento a la madre tierra por las bondades recibidas y piden por un buen temporal; se conjuga con la temporada de siembra y agradecen la cosecha del año pasado. Las mujeres visten el traje tradicional de gala, los hombres su camisa bordada y sombrero, toda la actividad está acompañada por la música de banda de viento.
De acuerdo con los datos históricos, el Corpus es una celebración ancestral que se evangelizó con la llegada de los españoles; el significado que los indígenas le dan a esta tradición, es un agradecimiento a los antiguos dioses que les daban un buen temporal y, por ende, buenas cosechas; las ofrendas se les ofrecían a los cuatro elementos naturales: agua, aire, fuego y tierra, que son representados por sus dioses; sin embargo, al paso de los siglos, la Iglesia Católica utilizó esta festividad para convertir a los indígenas.
En Pátzcuaro, la intensa lluvia no fue impedimento para realizar el Corpus, con la organización de los artesanos del palacio Huitzimengari, de donde salen para iniciar con la actividad, resaltando la vestimenta de las mujeres como sus rollos o faldones, los moños de colores trenzados en su cabello, se movían al ritmo de las notas musicales de la banda de música; justo momentos antes de iniciar se soltó una fuerte lluvia, aun así, realizaron el tradicional recorrido por las calles de Pátzcuaro.
Los hombres y mujeres de las comunidades indígenas caminaron por las calles hasta llegar al Palacio Municipal, todos bailando al son de los abajeños; ahí invitaron a los funcionarios locales, las autoridades indígenas y cargueros, quienes se acercaron y ofrecieron la bebida con alcohol, después unos con otros se tomaron de los brazos para empezar el recorrido por las calles, bailando y festejando.
A esta celebración, con el tiempo, se sumaron los comerciantes y artesanos, también indígenas que dejaron el campo y empezaron a dedicarse a estos oficios, cada quien, de acuerdo con su actividad; participan en el rejuego, se aglutinan para “cachar” lo que es aventado desde los balcones, con empujones, jaloneos, arrebatando y entre risas se apropian de las ofrendas que lanzan, nadie se enoja, saben que el rejuego así es, participan mujeres, niños, jóvenes, adultos mayores y todo aquel arriesgado que quiera ganarse un regalo.
En las comunidades de la Ribera del Lago de Pátzcuaro se realizan, durante todo junio, en diferentes días, por lo general siempre son los domingos, como el caso de las islas de Jarácuaro y Janitzio.
En Cuanajo también realizaron el Corpus este jueves, todos los sectores de la comunidad participaron, recorrieron las calles y al llegar a su placita principal hicieron el rejuego; pero lo que más llama la atención es el palo encebado, que además de arrancar varias carcajadas entre los presentes, representa un gran reto para quienes participan por escalar hasta la punta y ganar los premios. Otra de las peculiaridades es que se visten a la usanza de los oficios de “antes”, recordando sus orígenes y agradeciendo los beneficios.
En Tzintzuntzan, el Día de Corpus, empieza después de las 11:00 de la mañana, con el desfile de agrupaciones de oficios que culminarán con una misa en el atrio de Los Olivos, en esta festividad llama la atención, además de los atuendos tradicionales de los purépechas, como llevan el palo encebado, bailando, primero un grupo de mujeres y después uno de hombres, los cargan sobre sus hombros y van bailando al son de la música.
Tras el desfile por las calles del pueblo, arriban al atrio de Los Olivos, a bendecir la “poza” o altares adornados que adoran de acuerdo con l oficio que desempeñan, como cada cual dependiendo del oficio que desempeñen, como los huacaleros, popoteros, cargueros del Santuario de La Soledad, la comunidad de Ojo de Agua, yunteros, los cazadores, pescadores, los arrieros, tablajeros, comerciantes, cocineras, y taxistas; además de los agricultores.
En Santa Clara del Cobre, el Jueves de Corpus, se ven a las mujeres con sus canastos llenos del pan de corpus y la conserva, que es el dulce del chilacayote. No hay una fecha exacta para definir cuándo empezó esta tradición o quién hizo por primera ocasión las “tortas de conserva”, así se llama este platillo típico de este lugar, que es un pan hecho solo con las claras de huevo cocido en horno de leña, que después parten y lo rellenan con la conserva. Hay quienes dicen que tiene más de 100 años, ya que es herencia de los abuelos.