El Palacio Municipal de Morelia vive sus últimos días como sede central del gobierno local, para próximamente convertirse en un centro cultural.

Arved Alcántara / La Voz de Michoacán

Morelia, Michoacán. El Palacio Municipal de Morelia vive sus últimos días como sede central del gobierno local. La iniciativa de emplear la nueva Ciudad Administrativa para la mayoría de las sesiones de Cabildo a partir del próximo mes de septiembre significará que este recinto comenzará con un nuevo capítulo en su ya larga historia como testigo de la capital michoacana, uno en el que fungirá como centro cultural y atractivo turístico.

Ubicado en la esquina de las calles Allende y Galeana, en el Centro Histórico, es un edificio de estilo barroco cuya construcción comenzó en 1781. Este proyecto fue dirigido por el arquitecto Diego Durán, quien diseñó el edificio conforme a las características arquitectónicas de la época.

El inmueble se levantó sobre el terreno donde previamente existía una casona, la cual fue demolida para dar paso a la nueva construcción. Tenía una posición privilegiada, a una cuadra de la entonces Plaza Mayor de Morelia; el recinto fue concluido en 1766 y desde entonces ha sido un testigo mudo de numerosos acontecimientos históricos. Durante la época virreinal, su función principal fue la de servir como fábrica, almacén y expendio de tabaco, la Real Factoría de Tabacos, una entidad que jugó un papel esencial en la comercialización del tabaco en la Nueva España, bajo el control de la corona.

El 6 de diciembre de 1810, en el marco de la lucha insurgente, este edificio cobró relevancia histórica cuando Miguel Hidalgo y Costilla proclamó desde ahí la abolición de la esclavitud y condenaba a muerte a quien estuviera en contra de este nuevo orden. El hecho marcó el inmueble como un sitio de gran significación en el proceso de emancipación del país.

Con la consumación de la independencia, en 1824 el inmueble fue transferido al Gobierno de Michoacán, que lo utilizó para albergar oficinas del Poder Ejecutivo y Judicial en su segundo piso, mientras que el primer piso continuó funcionando como las oficinas de la Factoría de Tabaco.

En 1846, el segundo piso del edificio también fue utilizado como residencia del gobernador de Michoacán, siendo habitado en ese entonces por Melchor Ocampo. A pesar de esta nueva función, la Factoría de Tabaco siguió operando en el inmueble, compartiendo el espacio con las oficinas gubernamentales y la residencia oficial.

En 1856, durante el gobierno del general Epitacio Huerta, se tomó la decisión de clausurar finalmente la Factoría de Tabaco, lo que condujo al traslado de las oficinas del gobierno estatal a lo que hoy se conoce como el Palacio de Gobierno de Michoacán, en el exseminario Tridentino. A partir de ese momento, el edificio fue cedido al Ayuntamiento de Morelia, que desde 1861 lo ha utilizado como sede oficial del gobierno municipal.

Arquitectónicamente, el Palacio Municipal de Morelia es notable por su patio octagonal, rodeado de una arquería que destaca en el interior del edificio. Una de las características más llamativas es la escalera que se encuentra en este patio, la cual tiene al fondo el escudo de la ciudad.

A lo largo de su historia, el Palacio Municipal ha sido un lugar donde se han tomado decisiones importantes para la ciudad y el estado. Hoy apunta a cambiar su misión nuevamente. El recinto en la dirección Allende No. 403 será de ahora en adelante, siguiendo la visión del alcalde Alfonso Martínez Alcázar, un centro cultural que albergará exposiciones, muestras, ponencias, talleres y actividades, a la espera de contar nuevas historias a través de sus paredes y pilares.