Es uno de los sitios de convivencia más visitados por los morelianos y una parada obligada para los turistas
Arved Alcántara / La Voz de Michoacán
A medio siglo de que se instaló en la capital michoacana, el Parque Zoológico Benito Juárez se ha convertido un lugar emblemático que ha marcado la memoria colectiva de millones de personas. Desde las visitas familiares, los recorridos escolares que inundan el recinto con cientos de niños y hasta parejas de enamorados han hecho de este un lugar para recordar. Para los visitantes y turistas es una parada casi obligada.
Han sido ya múltiples generaciones las que han podido disfrutar de un día, principalmente sábado o domingo, en compañía de sus seres queridos recorriendo y conociendo las especies que alberga este recinto. En las vacaciones es tradicionalmente uno de los recintos con mayor afluencia de Morelia, si bien este año la lluvia sí espantó a la gente.
No son pocos los animales que son parte de estas memorias que se ganaron el corazón de los morelianos y alcanzaron la suficiente fama como para que miles personas atesoren fotos y recuerdos de ello, como el orangután Poncho y la entrañable osa polar Yupik.
El Parque Zoológico de Morelia fue inaugurado el 30 de septiembre de 1970 como un lugar diseñado para la preservación de la fauna silvestre tanto estatal y nacional como de otras latitudes del mundo, incluyendo especies exóticas; su instalación se da en una etapa en la que la capital del estado tenía una etapa de crecimiento tanto urbano como poblacional
Fue en tiempos del entonces gobernador del estado, Carlos Gálvez Betancourt, y como legado del señor Jesús Guzmán Villicaña, que se dio vida a este proyecto que desde un inicio ambicionaba convertirse en uno de los zoológicos que más coadyuvara a la preservación de la vida salvaje y el estudio de la misma.
Fue el crecimiento demográfico de Morelia y su cercanía con otros puntos urbanos lo que permitieron que este espacio brillara casi de inmediato. El Parque Zoológico se estableció en un total de 3.5 kilómetros cuadrados, en donde se colocó un lago artificial que permitió contar con espacios llenos de aves que anteriormente habría emigrado de la urbe por la llegada del desarrollo habitacional. Actualmente alberga unas 470 especies para más de 3 mil 600 especímenes en total.
El Zoológico de Morelia fue decretado organismo público descentralizado dependiente del gobierno del estado en 1981. Recibió el nombre Benito Juárez, por las áreas verdes que se sembraron en este lugar para conmemorar su natalicio.
El sitio también ha tenido una función poco reconocida: durante décadas el espacio ha recibido las incautaciones que realizan las autoridades federales en el mercado negro en lo que respecta a especies exóticas, así como de colecciones de animales de otros zoológicos privados o públicos que se detectó se tenían en malas condiciones.
Se estima que el Zoológico de Morelia es el segundo más visitado del país y uno de los primeros en Latinoamérica en cuanto a la diversidad de la biodiversidad que alberga.
De hecho, algunas especies en específico han logrado rebasar la esperanza de vida de animales que viven en libertad, y hasta de los que viven en cautiverio en otros zoológicos o reservas naturales.
El Parque Benito Juárez cuenta con lugares para el esparcimiento familiar, con kioscos; un lago artificial de más de tres hectáreas en donde se pueden rentar lanchas y pasar una romántica o divertida velada. Además, maneja recorridos nocturnos, un zoológico infantil que incluyen, crías de varias especies que han nacido en el propio recinto y un serpentario que exhibe especies de reptiles, tortugas y lagartos.
También cuenta con un acuario que alberga 160 especies; una jaula de vuelo; un nocturnario en donde cohabitan murciélagos de diversas familias, así como el Museo Serengueti, el cual es en sí una gran colección de animales taxidermizados.
Sin embargo, tras 54 años de servicio y resguardo de especies de fauna y flora, expertos y autoridades consideran que el Zoológico de Morelia requiere una inversión importante para una reestructuración que le permita seguir operando en las mejores condiciones, tanto para los animales como a los miles de visitantes.