El dogma establece que la Virgen María fue concebida libre de pecado original desde el momento de su creación, una creencia que refuerza su papel como la madre de Jesús y como una figura de pureza y santidad

Redacción / La Voz de Michoacán

El 8 de diciembre se conmemora una de las festividades más importantes dentro del calendario católico: el Día de la Inmaculada Concepción. Esta fecha tiene raíces religiosas y su celebración ha evolucionado con el tiempo.

Aunque el día de la Inmaculada Concepción fue formalmente proclamado por el Papa Pío IX en el año 1854, esta celebración tiene antecedentes más antiguos, especialmente en España, donde se observa desde 1644.

El dogma establece que la Virgen María fue concebida libre de pecado original desde el momento de su creación, una creencia que refuerza su papel como la madre de Jesús y como una figura de pureza y santidad.

La elección de la fecha se basa en un cálculo simbólico. La Iglesia Católica celebra el nacimiento de la Virgen María el 8 de septiembre, por lo que, al restar nueve meses, se establece que su concepción ocurrió el 8 de diciembre.

En el siglo XIX, la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción fue la solución a un antiguo debate teológico.

Según las enseñanzas de San Agustín, el pecado original se transmite por la generación humana, lo que planteaba un problema doctrinal: si María hubiera heredado este pecado, no podría haber concebido a Jesús como el Hijo de Dios sin mancha.

En lugar de cuestionar la doctrina del pecado original, el Papa Pío IX declaró que María fue preservada de este desde el momento de su concepción, salvaguardando así la impecabilidad de Jesús y la posibilidad de la salvación para la humanidad.

El documento "Ineffabilis Deus", promulgado el 8 de diciembre de 1854, estableció oficialmente esta verdad de fe. En él se declara que el alma de la Virgen María fue adornada con gracia desde su creación.

La idea de que María fue "llena de gracia" se encuentra respaldada por citas bíblicas y enseñanzas de la Iglesia. Según el documento conciliar Lumen Gentium, María fue "dotada por Dios con dones a la medida de su misión tan importante".

Esto explica por qué el ángel Gabriel la saludó como "llena de gracia" en la Anunciación, indicando su especial relación con la divinidad.

Muchas personas recurren a la Inmaculada Concepción para pedir su intercesión y protección durante el embarazo, así como por el bienestar de sus hijos. Esta tradición está vinculada a la percepción de María como madre y protectora.

Además, los fieles invocan su ayuda en temas relacionados con la pureza, la castidad, la reconciliación y la unidad.