Por ALFREDO SORIA
Morelia, Michoacán, a 20 de julio.–Milanesa no tiene ojos, pero tiene un alma enorme. Perdió la vista por una enfermedad, pero jamás su luz. Aprende cada día a moverse en un mundo que no puede ver, confiando en el cariño de quienes la rodean, en especial en su humana, Paulina Rodríguez, quien la rescató cuando todo indicaba que el destino ya había decidido por ella.
Ambas se conocieron en una etapa difícil. Milanesa ya no tenía familia ni un futuro claro, y se encontraba en una situación complicada, donde su paso por un quirófano parecía ser su final.
Salvarla no fue sencillo, pero Paulina, contra todo pronóstico, hizo hasta lo imposible por que sobreviviera y quedarse con ella. Así comenzó su historia juntas, y Milanesa se convirtió en una compañera incondicional.
En revisiones posteriores descubrieron que ya había pasado por múltiples cirugías: le faltaba un riñón, un pedazo de intestino, tenía cicatrices en la piel. “Siempre ha tenido muy mala suerte”, cuenta Paulina, con tristeza.
Ya en su nuevo hogar, la vida de Milanesa dio un giro. Por primera vez tuvo su camita, su peluche, una familia que la quiso de verdad. Hasta que una mañana, todo cambió. “De repente ya no veía. En la noche ya no vio. Se le empezaron a inflamar sus ojitos”. Le detectaron glaucoma, Intentaron mantenerlos, pero en un accidente se lastimó, y optaron por extirparlos.
La reacción de su familia fue tajante. “Mi papá me decía que ya la durmiera, que ya no iba a poder vivir así. Pero yo pienso que los perros no se rigen por prejuicios como nosotros. No les importa si los van a querer o no, si se ven distintos. Ella se adaptó muy rápido. Al día siguiente de la cirugía ya estaba como sin nada”.
Ahora, Milanesa no camina sola. La acompaña Blanca, una perrita pequeña que asumió el rol de protectora. “Ella es la que la cuida. Le ladra a la gente. Blanca no es grosera, solo cuida de ella”.
Paulina no duda cuando dice: “Sé que mi perrita no es la más bonita físicamente, pero de verdad es la más bonita de corazón”. En su hogar hay más lomitos, de todos los tamaños y apariencias, pero Milanesa es la más querida de todas. “Es un amor de perrita”.
En este Día del Perro, su historia recuerda que el amor más profundo no necesita ojos para ver. Solo un corazón dispuesto a confiar.
Fotos ACG