Los demócratas resaltan que en esta área con carácter de suburbio se han establecido estadounidenses de clase media

Marietta. Georgia está en el punto de mira en el actual ciclo electoral de E.U., en especial tras el inesperado triunfo del demócrata Joe Biden en 2020, el cual provocó acusaciones de fraude, hasta ahora no demostradas, por parte de su rival, el expresidente Donald Trump y actual candidato republicano, quien amenaza con desconocer un resultado desfavorable.

"Georgia es el centro absoluto del universo en estas elecciones. Realmente lo es. Lo hicimos la última vez, fuimos nosotros quienes le entregamos a Biden su Administración. Y lo vamos a hacer de nuevo", dijo a EFE una exultante Sloane Warren, voluntaria del Partido Demócrata en Marietta, en el condado de Cobb y quien recogía carteles para hacer campaña por la candidata de este partido, Kamala Harris.

Este condado, vecino norteño de Fulton (que alberga a Atlanta), es quizás uno de los mejores ejemplos de los cambios demográficos ocurridos en los últimos 15 años en Georgia, y que quizás a la larga supusieron la victoria del actual mandatario estadounidense cuatro años atrás.

Los demócratas resaltan que en esta área con carácter de suburbio se han establecido estadounidenses de clase media y con estudios superiores, quienes han propiciado en las dos últimas elecciones el triunfo local de los demócratas y han convertido a Cobb en una de las pocas zonas azules (el color de ese partido) en la hasta hace poco republicana Georgia.

Desde 1996 los candidatos republicanos se han hecho con los votos electorales que concede este sureño estado, hasta que en 2020, con casi 12 mil votos de diferencia, Biden se los arrebató a Trump, que ese año aspiraba a la reelección, y Georgia resultó vital en su camino a la Casa Blanca al sumar los 16 votos que le otorgó.

"Lo llamamos un condado oscilante en un estado oscilante", es decir sin un patrón de voto definido, señaló a EFE Phil, un voluntario demócrata, sobre las características de Cobb, que como otras áreas al norte de Atlanta ha mutado de republicana a ser "un mixtura" y de ahí que, por ejemplo, el alguacil local sea demócrata.

Los fallidos intentos de los republicanos

Trump nunca ha reconocido su derrota en las elecciones de 2020 y lanzó acusaciones de fraude nunca demostradas, incluido en Georgia, donde ese año se efectuó un recuento manual que no modificó la victoria de Biden.

El exmandatario (2017-2021) ha elogiado más de una vez a los tres integrantes republicanos que conforman la mayoría de la Junta Electoral Estatal, y quienes recientemente sacaron adelante nuevas y cuestionadas reglas de cara a este proceso electoral, entre las que se incluían la obligatoriedad del conteo manual de votos.

El juez de circuito Thomas Cox dejó sin efecto estas nuevas normas, tras declararlas "ilegales, inconstitucionales y vacías", un veredicto apelado por el Comité Nacional Republicano, pero que fue refrendado el pasado martes por la Corte Suprema de Georgia.

Warren fue una de las personas que estuvo en una de las sesiones de la junta electoral en la que se pretendía pasar la regla del conteo manual, y dice que ante la cantidad de personas que se dieron cita la sesión acabó de manera abrupta.

La regla igual fue aprobada , aunque "gracias a Dios que ha sido anulada" en los tribunales, dijo aliviada Warren. "(Los miembros republicanos de la junta) lo trataron", pero cayeron ante "el poder de la gente", agregó la madre de familia.

Los últimos sondeos de opinión le dan un ligero margen a Trump en Georgia, de cuatro puntos porcentuales según uno del diario The Atlanta Journal-Constitution, pero aún así el republicano invoca a sus seguidores mantenerse pendientes.

En el bando republicano, la "clave" para evitar que "pasen cosas muy malas", como dice el candidato, es acudir a votar de forma anticipada, como ya está ocurriendo en Georgia, donde se han registrado más de 2 millones de sufragios tempranos.

Michael O'Neill, trabajador en el centro de votación anticipada habilitado en el centro comunitario Theron Ussery, en Macon, en el centro de Georgia, confirma que las cifras de quienes han acudido a votar antes del día del central (5 de noviembre) son inéditas.

Saludó la decisión del Supremo estatal, porque, de lo contrario, "tomaría mucho tiempo hacer el conteo manual de votos y luego tendrías que pagar extra", escenario para el que no estaban preparados, según dijo a EFE.

"Es excelente como va ahora, está todo ahí. Todas las papeletas están contadas y son contabilizadas para todos", defendió.

Agregó que los republicanos andan más pendientes y vigilantes. "Creo que están buscando para ver si hay algún problema o algún tipo de incidente que esté sucediendo, pero no hay ninguno y no hay nada que encontrar", manifestó.